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26 JUL 2020

Un título y el oro: las marcas registradas de la celeste

El 26 de julio de 2015, Uruguay volvió a estar en lo más alto del podio como la historia indica, al obtener los Juegos Panamericanos de Toronto. Nuevo informe de AHIFU para la AUF. 

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La pelota descansa tranquila en el fondo del arco. Un segundo antes, la habían tratado como a ella más le gusta. Brian Lozano la había acariciado con la parte interna de su pie derecho, por afuera de la barrera. Iban 10 minutos de la final contra México y Uruguay ya comenzaba a disfrutar de lo que sería un nuevo título para sus vitrinas.

Aquel 26 de julio de 2015 del que se cumple un lustro, devolvió a la celeste al escalón más alto del podio al conseguir el oro en los Juegos Panamericanos de Toronto.

Y claro, el final fue emotivo y como los campeones eran botijas, nadie los paraba. Corrían, saltaban, celebraban con todo tipo de gestos y muecas. Se habían recibido de hombres en la cancha.

El fútbol sacaba la cara por el resto de los deportes en esos Panamericanos, ya que se terminaban los mismos en esa jornada y no se había podido conseguir ninguna presea dorada. En aquel 2015 se habían conseguido una plata (Dolores Moreira en yachting) y tres bronces (Emiliano Lasa y Déborah Rodríguez en atletismo, y el hándbol femenino).

Era la segunda vez que se conseguía “el título que faltaba”. Porque en 1983, con el Maestro Tabárez como entrenador, Uruguay lo había logrado en Caracas ante Brasil.

Hasta ese entonces, este país acostumbrado a ganar desde que una pelota comenzó a rodar por los potreros y los campitos de La Blanqueada y Punta Carretas allá por 1881 y 1885, respectivamente, había logrado Copas América, Juegos Olímpicos, Copas del Mundo, el Mundialito o Copa de Oro y Sudamericanos juveniles, pero hasta aquel 1983, no se había conseguido el oro Panamericano, por eso era el título que le faltaba a la celeste.

En 2015, el técnico Fabián Coito había tenido un comienzo de año que no fue el mejor al terminar tercero en el Sudamericano sub 20 desarrollado en Uruguay. Siempre que la celeste es anfitriona, el deber implica el título. Además, el tercer escalón del podio la clasificó a los Panamericanos, pero la dejó fuera de los Juegos Olímpicos de Río 2016.

El entrenador comenzó a trabajar mucho antes y en marzo dio una lista de 84 preseleccionados de la que solo quedarían 18.

Ese año fue muy movido para Coito porque entre mayo y junio dirigió a la sub 20 en el Mundial de Nueva Zelanda en la que fue eliminada pronto, en octavos de final por los brasileños.

Una vez que el técnico dio la nómina definitiva de 18, cuatro debieron bajarse por distintas circunstancias. Es que muchas veces que la celeste estuvo signada para lograr un título, sucedieron imponderables o situaciones insólitas.

Como ocurrió antes de Colombes 1924, cuando Pascual Somma y Fermín Uriarte se volvieron a Montevideo. O para Ámsterdam 1928 cuando José Leandro Andrade dijo que no viajaría y terminó haciéndolo un día después. Es recordado lo que aconteció con Andrés Mazali días antes del Mundial de 1930 cuando debió abandonar la concentración por una sanción. O la nominación del cuerpo técnico de Juan López para el Mundial de Brasil 1950, 21 días antes de viajar. O lo que sucedió con Matías González que recién se dio la mano con sus compañeros en pleno Aeropuerto de Carrasco, previo a la partida. A Uruguay siempre le sucede algo.

Entonces, cuando Coito ya había dado los 18 viajeros,  Peñarol decidió no ceder a sus dos jugadores seleccionados, el arquero Gastón Guruceaga y el volante Nahitan Nández, para que no se perdieran la pretemporada. Además, Mauro Arambarri de Defensor Sporting, debió someterse a una intervención quirúrgica y el zaguero Matías Santos de Wanderers, se lesionó unos días antes de la partida.

Hubo situaciones duras en pleno torneo. Porque después de la goleada 4-0 del debut ante Trinidad y Tobago, llegó una derrota a manos de México por 1-0 luego de un error del arquero Guillermo De Amores. Tanto el futbolista como el plantel, tendrían su revancha ante el mismo rival y en la final.

Pero el momento que quedó en el corazón del hincha celeste fue el de una semifinal tremenda contra Brasil. Es que la mayor parte de las veces –cuando son partidos por las que duelen–, los dos combinados siempre se juegan todo. Y en aquella ocasión de hace cinco años, no fue diferente.

Y este encuentro tuvo ribetes casi hazañosos para los dirigidos por Fabián Coito. A los 10 minutos, se quedaron con un hombre de menos por la expulsión del zaguero Mauricio Lemos. Uruguay aguantó con 10, pero también atacó. No obstante, sobre los 75’, hubo un penal para el rival. Guillermo De Amores lo atajó, pero en el rebote, Clayton, quien lo había rematado, convirtió el 1-0.

Estaba todo dado para jugar por el tercer puesto. Sin embargo, Uruguay aparece muchas veces cuando menos lo esperan y con dos goles seguidos casi en la hora, Andrés Schetino y Michael Santos, le dieron la victoria. Pocas veces se convierten dos tantos en un minuto y esta fue la ocasión: el primero llegó a los 85’04’’ y el segundo, a los 86’28’’. Para la anécdota. Ese fue el espaldarazo anímico que necesitaba esa selección. Por eso en la final ante México ya entró ganando.

Nada era casualidad. Este torneo se organizaba con futbolistas sub 22 y Uruguay había terminado en la tercera ubicación cuatro años antes en Guadalajara 2011.

Para Coito fue un momento muy especial. Conquistó su primer título con la celeste luego de haber quedado como vicecampeón en los Sudamericanos sub 15 de 2007 y sub  17 de 2011, y del Mundial sub 17 del mismo año cayendo en la final justo ante el rival vencido en esta ocasión: México.

Pero también la oportunidad fue aprovechada al máximo por el arquero Guillermo De Amores y el delantero Juan Cruz Mascia, quienes, al igual que el entrenador celeste, habían perdido aquel título de la Copa del Mundo sub 17 contra los mexicanos.

El triunfo de Toronto 2015 fue la puerta que se abrió para la última conquista celeste –también de la mano del mismo técnico–: el Sudamericano sub 20 de Ecuador en 2017.

Aquellos botijas que se hicieron hombres en la cancha, como tantos otros, dejaron a la bandera uruguaya en lo más alto del mástil. La marca en el orillo que impone la historia.

Resultados: Uruguay 4-Trinidad y Tobago 0, Uruguay 0-México 1, Uruguay 1-Paraguay 0, Uruguay 2-Brasil 1, Uruguay 1-México 0.

 

Plantel:

 

Goleros

Guillermo De Amores (Liverpool)

Gastón Olveira (River Plate) 

 

Defensas

Sebastián Gorga (Nacional)

Fabricio Formiliano (Danubio)

Mauricio Lemos (Defensor Sporting)

Erick Cabaco (Rentistas)

Mathías Suárez (Defensor Sporting)

Federico Ricca (Danubio) 

 

Mediocampistas

Fernando Gorriarán (River Plate)

Gastón Faber (Danubio)

Andrés Schetino (Fénix)

Facundo Castro (Defensor Sporting)

Brian Lozano (Defensor Sporting)

Nicolás Albarracín (Wanderers)

 

Delanteros

Ignacio González (Danubio)

Juan Cruz Mascia (Nacional)

Michael Santos (River Plate)

Junior Arias (Liverpool)

 

 

Goleadores celestes:

 

Brian Lozano 2

Fabricio Formiliano 1

Federico Ricca 1

Nicolás Albarracín 1

Fernando Gorriarán 1

Andrés Schetino 1

Michael Santos 1

Informe realizado por: Asociación de Historiadores e Investigadores del Fútbol Uruguayo

 

(AHIFU – Autor: Marcelo Decaux / www.ahifu.uy)