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Sudamericano Sub-20 1979

LA SELECCIÓN JUVENIL DE 1979: PROFETAS EN SU TIERRA

El 31 de enero de 1979 la Selección Juvenil de URUGUAY derrotó a su par guaraní en un repleto Estadio Centenario y con ese triunfo, el quinto de seis posibles, se quedaba con la copa en disputa. De esa manera se terminaba de coronar un torneo magistral desde todo punto de vista, ya que acaparó inusitadamente la atención del público y de la prensa especializada. La Celeste lograba su sexto título continental sobre nueve campeonatos disputados en el marco del balompié para menores de 20 años, demostrando una pronunciada supremacía.

 

LOS LAURELES DE LA MANO DE LOS JÓVENES

A fines de la década del ’70 el panorama era muy distinto entre lo que ofrecía la selección mayor y el ilustre nivel de los adolescentes que emergían con gran entusiasmo y calidad. Luego del cuarto puesto conseguido en la Copa del Mundo MÉXICO 1970, performance catalogada por muchos como un fracaso, URUGUAY no pudo destacarse en las siguientes competiciones de la mencionada década. En el Mundial de ALEMANIA 1974 la escuadra oriental realizó una de sus peores campañas, rescatando un solo punto ante BULGARIA (1-1) y cayendo con claridad ante HOLANDA en el debut (0-2) y frente a SUECIA en el último juego (0-3).

 

Al año siguiente, el desafío planteado era la defensa del cetro continental. Los Charrúas habían ganado en casa la Copa América del año 1967 y ocho largos años después el certamen volvía a cobrar vida. El formato era distinto: sin sede fija y con encuentros de ida y vuelta. URUGUAY, como vigente campeón, se clasificó directamente a las Semifinales de aquella edición de 1975, donde tuvo que medirse con COLOMBIA, ganador del Grupo C correspondiente a la fase inicial.

 

Los Cafeteros fueron locales en el primer enfrentamiento y golearon a su rival por 3 a 0 en El Campín de Bogotá, con goles de Edgar Angulo, Willington Ortiz y José Ernesto Díaz. En Montevideo se impuso URUGUAY gracias a un tanto de Fernando Morena, sin embargo, por diferencia de goles los colombianos avanzaron a la final contra PERÚ, equipo que a la postre sería el campeón.

 

Otro golpe durísimo se dio en las Eliminatorias camino a la Copa Mundial ARGENTINA 1978. La selección nacional era favorita en un grupo más que accesible, compuesto por BOLIVIA y VENEZUELA. No obstante, el debut supuso un inesperado tropezón en Caracas, al empatar 1 a 1 con La Vinotinto. El siguiente encuentro fue en la siempre difícil altura de La Paz, donde el local se impuso con tanto de Porfirio Jiménez. BOLIVIA aprovechó muy bien los dos cotejos siguientes ante el elenco caribeño: primero ganó por 3 a 1 como visitante y en la revancha volvió a quedarse con la victoria, esta vez por 2 a 0. La Verde del Altiplano llegó a 6 puntos, quedando fuera del alcance de los celestes, que a lo sumo podrían sumar cinco unidades. Los dos últimos partidos ya no tuvieron sentido y convocaron a poco más de 11.000 personas en total, cuando generalmente URUGUAY agotaba las entradas en sus juegos en casa. Los orientales superaron a VENEZUELA (2-0) y terminaron la campaña el 27 de marzo de 1977, empatando a dos frente a BOLIVIA.

 

Paralelamente, la categoría inferior era la principal animadora de las contiendas de selecciones sudamericanas que tenían lugar por aquellos años.

En 1971 y 1974 Los Charrúas se colgaron la medalla de plata, mientras que en 1975 y 1977 abrocharon un bicampeonato, ganando las ediciones celebradas en PERÚ y VENEZUELA respectivamente.

 

Asimismo, la selección campeona en 1977 clasificó junto a BRASIL y PARAGUAY al Campeonato del Mundo de la categoría, que tuvo lugar en TÚNEZ ese mismo año, convirtiendo a los africanos en el primer país organizador de la novel cita. El equipo dirigido por Raúl Bentancor ganó el Grupo B con autoridad, derrotando a HUNGRÍA (2-1), HONDURAS (1-0) y MARRUECOS (3-0). Solo los ganadores de cada llave accederían a las Semifinales y URUGUAY se ganó ese derecho. En esa etapa la escuadra nacional empató sin goles con la UNIÓN SOVIÉTICA, que finalmente ganaría en los penales y repetiría el plato en la final contra MÉXICO. Los chicos celestes se tendrían que conformar con el cuarto puesto, ya que fueron vapuleados por La Verdeamarela en el match por el bronce (0-4).

 

ANFITRIONES POR PRIMERA VEZ

Se bajaba la cortina de los años setenta y hasta ese momento los Campeonatos Sudamericanos Juveniles habían sido organizados únicamente por cinco países: VENEZUELA (1954, 1977), CHILE (1958, 1974), PARAGUAY (1967, 1971), COLOMBIA (1964) y PERÚ (1975). La Confederación Sudamericana de Fútbol le ofreció a URUGUAY, máximo ganador a la fecha, hospedar por primera vez el evento en el año 1979, fecha en que se celebraría el noveno torneo del estilo. El mismo era denominado “Juventud de América” y no “Sub 20”, ya que en los primeros tiempos el límite etario para convocar a los futbolistas era de 19 años. Fue en 1977 cuando finalmente se impuso el tope de 20 años y la denominación “Sub 20” empezó a cobrar más relevancia. Adicionalmente, el término sirvió para diferenciarlo de otro torneo protagonizado por la juventud y que se instauró en 1985, como lo es el Campeonato Sudamericano Sub 17.

 

Organizar el certamen no revestía demasiados atractivos para las Federaciones, dado que estos campeonatos juveniles eran deficitarios en términos económicos, pues no captaban la atención del público en forma masiva. Es más: un informe previo de la Tesorería de la Asociación Uruguaya de Fútbol anunciaba que no se abrigaban demasiadas expectativas, en consonancia con lo ocurrido en anteriores ediciones, y que el saldo en materia de divisas sería igualmente negativo. Sin embargo, el pueblo uruguayo se encargaría de demostrar el inmenso arraigo que existe por este deporte y la pasión que desata la enseña patria.

 

PIONEROS EN TODAS LAS CANCHAS

Este torneo también contó con varias particularidades, siendo los uruguayos unos verdaderos “adelantados” en materia del marketing deportivo al implementar diversos elementos de difusión integral, que coadyuvaron para que la cita estuviera en boca de todos. Como ocurriese con la invención de la “Vuelta Olímpica”, hecho que hasta el día de hoy mantiene plena vigencia, este Campeonato Sudamericano fue el primero que contó con logotipo, canción y denominación propia.

 

El afiche del torneo estaba compuesto por un charabón (ñandú que comienza la muda de su plumón), emergiendo de un cascarón que emula a una pelota de fútbol, adornado por los colores del pabellón nacional. La frase “Juvenil de Plata” se puede leer al pie del cartel, denominación que se impuso al cumplirse 25 años del primer Sudamericano Juvenil llevado a cabo en VENEZUELA. Por último, la canción “Fuerza La Celeste”, compuesta por el historiador y músico Eduardo Gutiérrez Cortinas con la colaboración del periodista e historiador Atilio Garrido, se transformó en el himno del certamen, coreado a viva voz en cada partido de la selección.

 

PREPARACIÓN A CONCIENCIA

Volviendo a la selección uruguaya, un dato relevante para el éxito logrado por aquellos años en las categorías menores tiene que ver con quienes encabezaban el proyecto. 

 

Desde el 6 de diciembre de 1976 la Sub 20 estuvo bajo las órdenes de la dupla conformada por Raúl Bentancor (director técnico) y Esteban Gesto (preparador físico). “El binomio de oro”, como se lo llamó, venía de ser campeón en Lima y dos años después buscaba redoblar la apuesta. Estos profesionales desarrollaron un trabajo serio y ordenado, con preparaciones extensas y una intensa labor de “scouting”, que permitió reclutar a valores oriundos del interior del país como, por ejemplo, Mario Viera (Florida), Daniel Felipe Reveléz (Rocha) y Arsenio Luzardo (Treinta y Tres). Este último sería una pieza clave en la conquista del título en casa. Asimismo, la prensa destinaba grandes coberturas a los ciclos de entrenamiento y a los partidos del team celeste.

 

El periódico “El Diario”, a través de su suplemento “Estrellas Deportivas”, lanzó una serie de fascículos coleccionables de gran circulación. También se publicó un álbum en el cual se relataba la historia del campeonato hasta la fecha, compuesto por ilustraciones en lugar de figuritas. Todo este material alimentó la expectativa que fue “in crescendo” a medida que se acercaba el 12 de enero, fecha de inicio del certamen.

 

EL DESARROLLO DE LA FASE INICIAL

El Comité Organizador dispuso dos ciudades-sede: Montevideo, que presentó a los Estadios Centenario y Luis Tróccoli; y Paysandú, con el Estadio Parque Artigas. Precisamente la ciudad del litoral del país atravesaba un buen momento comercial por el nivel de exportación citrícola registrado y por el auge constatado a raíz de la inauguración del puente que desde 1975 une a la ciudad argentina de Colón con la capital sanducera. Ninguna ciudad del interior había albergado a un torneo internacional y los hechos demostraron que la elección de Paysandú fue acertada. Allí se desarrolló el Grupo B con BRASIL como principal atracción, en una serie que completaban PARAGUAY, COLOMBIA, BOLIVIA y CHILE.

 

Por otra parte, el Grupo A tenía como cabeza de serie a URUGUAY, acompañado por ARGENTINA, PERÚ y ECUADOR. La selección de VENEZUELA fue la única representación de CONMEBOL que no fue parte de esta justa deportiva. Charrúas y albicelestes eran los candidatos: uno por ser el local y campeón defensor; el otro por contar con figuras tanto dentro como fuera de la cancha. César Luis Menotti, técnico de la selección argentina absoluta que resultó vencedora en su Copa Mundial de 1978, era el estratega; mientras que en el campo una estrella emergente llamada Diego Armando Maradona se llevaba todas las miradas, bien secundada por el delantero Ramón Ángel Díaz.

 

La jornada inaugural del 12 de enero contó con tres partidos: en el litoral, La Albirroja aplastaba a CHILE (6-0) y COLOMBIA sorprendía a La Canarinha, ganándole por 2 a 1. En la capital, La Celeste comenzaba su campaña triunfal vapuleando a ECUADOR por 5 tantos contra 0. Los tickets comercializados ya hablaban de una concurrencia poco habitual para un encuentro juvenil: se vendieron 33.021 entradas, a las que se sumaron unos 2.488 abonos.

 

El equipo de Raúl Bentancor formó con Fernando Álvez; Domingo Cáceres, Nelson Alagüich, Héctor Molina y Daniel Martínez; Jorge Barrios, Arsenio Luzardo y Roberto Roo; Ernesto Vargas, Rubén Paz y Ricardo Viera. El único cambio realizado fue el de Miguel Bossio por Héctor Molina. Si bien la victoria fue holgada, las cinco dianas orientales llegaron en el segundo tiempo por obra de Luzardo (2), Vargas, Viera y Roo. Vale recordar que la duración de los partidos era menor, jugándose un total de 80 minutos.

 

Uruguayos y argentinos demostraron su superioridad y llegaron a la última fecha con 4 puntos cada uno, producto de dos victorias. ARGENTINA goleó a PERÚ en el debut (4-0) y también venció por 5 a 0 a La Tricolor ecuatoriana. El otro juego de los anfitriones se saldó con un 3-0 sobre el elenco incaico, con goles de Paz, Martínez y Luzardo. Por el primer lugar de la serie y ante más de 50.000 espectadores, URUGUAY venció a su clásico rival por 1 a 0. Luzardo marcó el gol de la victoria con remate desde afuera del área. Cabe señalar que Menotti reservó a varios titulares, entre ellos Maradona, pensando en la ronda final.

 

En el otro grupo, paraguayos y brasileños avanzaron como primeros y segundos respectivamente. Sorprendió que BRASIL apenas ganó por 1-0 dos de sus encuentros, frente a CHILE y BOLIVIA, además de perder con COLOMBIA y empatar a uno con los guaraníes, liderados por Julio César Romero, alias “Romerito”.

 

Otro hecho recordado de la referida serie es la sanción impuesta a la delegación chilena, tras acreditarse que habían sido incluidos jugadores que superaban la edad permitida. Esto derivó en dificultades para el plantel y cuerpo técnico en el ámbito de la justicia chilena.

 

LA RONDA FINAL

La etapa final se jugó íntegramente en el Estadio Centenario, en jornadas dobles que se cerraban con el partido de turno protagonizado por URUGUAY. El 25 de enero ARGENTINA y PARAGUAY abrieron el fuego, empatando sin goles. Más de 40.000 personas presenciaron el éxito celeste sobre BRASIL, al que derrotó con gol de Rubén Paz.

 

Tres días después se reeditaba el Clásico del Río de la Plata, esta vez con todos los actores en cancha. Fue en cotejo duro, típico entre estas enseñas, que culminó con score cerrado. La marca de Jorge Barrios sobre Diego Maradona fue fundamental para anular al renombrado número 10. Antes de ese match, los paraguayos derrotaron a la escuadra brasileña (2-1), eliminándola de la pelea.

 

Finalmente, el 31 de enero era la jornada culmine, donde se definiría todo.

ARGENTINA superó a BRASIL a primera hora. Los Charrúas debían enfrentar a La Albirroja en el último partido, donde ambos tenían 3 puntos, pero estaban en ese momento por debajo de los albicelestes, quienes acumulaban 4 unidades.

 

URUGUAY salió al campo con su formación habitual: Álvez, Cáceres, Alagüich, Molina, Martínez; Barrios, Luzardo, Roo; Vargas, Paz y Viera. Luis Acosta ingresó en sustitución de Rubén Paz en el transcurso de la brega. Los jóvenes locales salieron decididos “a por la victoria”. Literalmente fueron un aluvión que a los 5 minutos logró el primer tanto a través de Roberto Roo, desatando el delirio de los más de 55.000 hinchas que abarrotaron el Centenario. El “zurdo” Viera puso el segundo en el complemento y ya sobre el cierre PARAGUAY logró batir, por primera vez en el campeonato, la valla oriental custodiada por Álvez. Eso no empañó para nada el triunfo y posterior coronación celeste, que celebró de manera bulliciosa a lo largo y ancho del país.

 

DATOS DE LOS CAMPEONES

Con este título, URUGUAY lograba su sexta congratulación, tras los éxitos de 1954, 1958, 1964, 1975 y 1977. Estaba claro que La Celeste era el neto dominador en este tipo de certámenes, al lograr el 66% de las copas que estuvieron en juego en los primeros 25 años de historia. Asimismo, nuestra selección abrió una brecha de 21 puntos sobre el más inmediato perseguidor en la tabla histórica del torneo, que en ese momento era BRASIL. Finalizada la edición de 1979, la escuadra charrúa tenía un registro de 51 partidos jugados, sumando 30 victorias, 15 empates y solo 6 derrotas. Llegó a anotar 92 goles y le marcaron 42.

 

En cuanto al plantel Campeón en 1979, debemos señalar que era capitaneado por Fernando Álvez, arquero que logró el título dos años antes en VENEZUELA, al igual que Rubén Paz. Otras piezas importantes fueron Jorge Barrios, Roberto Roo y Ricardo Viera. Y una especial mención se merece Arsenio Luzardo, una de los futbolistas captados en la Organización del Fútbol del Interior. El olimareño aportó 4 goles y se destacó por sus furibundos remates a distancia. Los otros goleadores del equipo fueron Roo, Paz y Viera (2 goles cada uno), Vargas y Martínez (un gol cada uno). Además del 11 titular, los otros jugadores que tomaron minutos en el torneo fueron Miguel Bossio (3 partidos), Luis Acosta (2 partidos) y Guillermo Mazzetti (un partido). El promedio de edad del plantel era de 18 años y 6 meses.

 

La conformación del plantel en su totalidad era la siguiente: Fernando Álvez (Peñarol), Domingo Cáceres (Peñarol), Nelson Alagüich (Danubio), Héctor Molina (Nacional), Arsenio Luzardo (OFI – Treinta y Tres), Daniel Martínez (Danubio), Ernesto Vargas (Peñarol), Jorge Barrios (Wanderers), Rubén Paz (Peñarol), Roberto Roo (Danubio), Ricardo Viera (Danubio), Mario Viera (OFI – Florida), Miguel Bossio (Sud América), Daniel Reveléz (OFI – Rocha), Luis Güelmo (Huracán Buceo), Guillermo Mazzetti (Nacional), Edison Pérez (Nacional), Luis Acosta (Wanderers) y Juan Carlos Pereyra (Huracán Buceo).

 

Posteriormente, esta selección lograría el Tercer Puesto en el Campeonato Mundial Sub 20 disputado en JAPÓN, donde ARGENTINA se quedaría con el premio máximo, eliminando en Semifinales a los celestes y superando a la UNIÓN SOVIÉTICA en la final.

 

Material preparado por la Asociación de Historiadores e Investigadores del Fútbol Uruguay (AHIFU) - www.ahifu.uy