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13 OCT 2020

Informe de AHIFU sobre la Copa América de 1917

La historia de la primera Copa América conquistada por Uruguay hace 103 años

El football association creado por los ingleses en 1863 ingresó a nuestro continente por el cono sur americano. El nuevo deporte lo adoptaron los jóvenes de la fuerte colonia británica de clase alta de Buenos Aires. Crearon el 9 de mayo de 1867 el primigenio club de fútbol del continente y en el feriado del jueves 20 de junio se disputó el primer partido en América del Sur. Se llevó a cabo en la cancha del Buenos Aires Cricket Club ubicada donde actualmente se encuentra el planetario en los bosques de Palermo.

En las últimas décadas del siglo XIX los británicos bonaerenses iniciaron los partidos internacionales enfrentando a sus pares montevideanos, crearon la Liga, disputaron sus torneos y clasificaron anualmente al campeón. Una situación geográfica favoreció esa intensa competencia entre combinados y clubes a través de la cual la superioridad de los argentinos sirvió de enseñanza a los orientales. El nuevo milenio abrió en el Río de la Plata la etapa de la masificación  y popularización. El football association adquirió varias denominaciones ligadas a los integrantes de la sociedad que lo practicaban: fútbol, fulbo, fóbal, furbo…

En el final de su mandato el entonces presidente de Argentina, José Figueroa Alcorta, tomó muy en cuenta este fenómeno popular de masas capaz de congregar multitudes. Al encarar con toda pompa los festejos del centenario de la Revolución de Mayo de 1810, incluyó la disputa de los Juegos Olímpicos del Centenario destacándose el campeonato de fútbol con la participación de Argentina, Uruguay, Chile, un equipo de jugadores británicos de los clubes de Buenos Aires, Alumni FC y la selección de la Liga Rosarina. El curioso reglamento determinó que el campeón se consagraría de acuerdo a los resultados de los partidos que enfrentarían a las selecciones de los tres países. En los diarios esta competencia se publicitó e informó con la denominación de campeonato sudamericano. “En la tarde de ayer quedó ventilado á quiénes corresponde el título de campeones sudamericanos. Se midieron en lucha de supremacía los argentinos y orientales, clasificados por méritos conquistados para intervenir en el partido final del campeonato organizado por la Asociación Argentina de Football. El partido se jugó en el field del Club de Gimnasia y Esgrima, en Palermo, y acudió á presenciarlo una concurrencia que alcanzaba á 8.000 personas.  El final del campeonato sudamericano de football, realizado esta tarde ha dado el siguiente resultado: los argentinos hicieron cuatro ‘goals’ contra uno de los uruguayos”.[1]







La imagen apareció en el diario La Nación de Buenos Aires luego del triunfo que consagró a los argentinos campeones del torneo Centenario de la Revolución de mayo. Es el equipo uruguayo captado el 12 de junio de 1910 previo a la disputa del último partido del torneo que definiría el título a favor de Argentina. A pesar de la precariedad de la fotografía la misma constituye un documento.


GENESIS DE LA CONFEDERACIÓN SUDAMERICANA DE FÚTBOL

El 14 de junio de 1912 el fútbol argentino se dividió. El influyente presidente de Gimnasia y Esgrima de Buenos Aires (GEBA), Dr. Ricardo Aldao, fundó la Federación Argentina de Fútbol (FUF). La estrecha vinculación existente entre las asociaciones rioplatenses originó el retorno de Héctor R. Gómez al ejercicio de la presidencia de la Liga Uruguaya –había renunciado al cargo el 5 de junio sin que se le aceptara la misma-, con la finalidad de mediar en el cisma de la hermana nación. Propuso la creación de la Confederación Sudamericana de Fútbol con diversos cometidos, entre ellos la intervención para evitar este tipo de conflictos internos en los países afiliados. Los chilenos respondieron favorablemente. Los brasileños no enviaron noticias. El Dr. Ricardo Aldao, íntimo amigo de Gómez y líder de la asociación disidente, por nota del 14 de octubre se manifestó contrario. Ante el fracaso Héctor R. Gómez dejó la presidencia de la AUF, pasó a integrar la semanal reunión de la Liga en representación de Wanderers y mantuvo la tarea de presidente de la Comisión de Selección encargada de armar el combinado.

            Los dos organismos de conducción del fútbol argentino buscaron afirmar posiciones en el cono sur. En la reunión del 2 de setiembre de 1913 en la Liga Uruguaya se recibió una nota de la FAF firmada por el Dr. Aldao informando que “encargó a Europa una Copa que constituirá el trofeo para el match a jugarse a fin de temporada entre los clubes campeones”.

Con fecha 17 de octubre de 1913 se recibió un telegrama con la invitación de la AAF para disputar la “Copa Campeonato Sudamericano de Football instituída  por el Ministerio de Relaciones Exteriores y Culto Ministro Dr. Ernesto Bosch”. Con la invitación la oficial Asociación Argentina hizo suya la propuesta del gran ex jugador José Susán de la selección y Estudiantes de Buenos Aires.

Las divisiones se extendieron con la disidente Liga de Football de Chile; en San Pablo con la Associacao Paulista de Esportes Atléticos (APEA), la Liga Paulista de Futebol (LPF) y la Federación Brasileña de Fútbol y en Río de Janeiro la Liga Metropolitana de Sports Atléticos. En setiembre de 1914 la FAF del Dr. Aldao convocó a las asociaciones disidentes de Chile y Brasil y a las asociaciones de Uruguay y Paraguay para crear una Confederación continental con el objetivo de organizar en 1915 un campeonato sudamericano por eliminación. Los invitados no asistieron a la cita.

La Liga Uruguaya cuya presidencia ejercía desde marzo de 1913 el Dr. Abelardo Véscobi, quién a poco de asumir intentó una fallida mediación en el fútbol argentino, resolvió mantener relaciones con todas las demás entidades sin adoptar posición exhibiendo neutralidad. En diciembre de 1914 la escisión en el fútbol argentino culminó al retornar los clubes de la FAF a la Asociación Argentina poseedora de la afiliación a la FIFA. En 1915 se cambió la denominación de Liga Uruguaya de Football por el de Asociación Uruguaya de Football (AUF).

CENTENARIO DE LA INDEPENDENCIA ARGENTINA

            A pedido del gobierno del presidente de la República, Victoriano de la Plaza, la reunificada Asociación Argentina invitó a Uruguay, Chile y Brasil a participar en un campeonato sudamericano dentro de los grandes festejos del país en conmemoración del centenario de la independencia de Argentina disputándose la copa “1816 – 9 de julio – 1916. República Argentina”. Orientales y trasandinos aceptaron inmediatamente. Brasil no respondía como consecuencia de la división existente entre San Pablo y Río de Janeiro. Intervino el gobierno a través del Ministro de Relaciones Exteriores, José Luis Murature, planteando el tema a su par brasileño Dr. Lauro Muller. Actuó rápidamente ordenando el envío de una selección a Buenos Aires estableciendo que al retorno del viaje los dirigentes de las asociaciones disidentes se reunieran con la finalidad de poner en marcha un organismo único y rector del fútbol en todo el país. A las apuradas Brasil armó una selección y llegó tardíamente a Buenos Aires luego de siete días de viaje en ferrocarril y el cruce del Río de la Plata en el vapor de la carrera.




La Copa “1816 – 9 de julio – 1916. República Argentina” disputa en ocasión del centenario de la independencia del vecino hermano país. Conquistada por Uruguay y adjudicada en forma definitiva a la AUF por la Confederación Sudamericana de Fútbol, forma parte del acervo del Museo del Fútbol de Uruguay.

El 2 de julio de 1916 se inició el certamen en la cancha de GEBA. El domingo 9 se desarrollaron en Argentina a todo fasto los actos de celebración de la fecha patria señalada. Entre los mismos la Asociación Argentina de Football desarrolló en su sede una sesión extraordinaria solemne con la presencia de los dirigentes del fútbol de Argentina, Brasil, Chile y Uruguay. En dicho acto Héctor R. Gómez -que presidía la delegación de la LUF y se encargaba de armar el equipo-, presentó su proyecto elevado en 1912 para la creación de la Confederación Sudamericana de Fútbol (CSF). Entre las diversas potestades figuraba la organización cada año del campeonato sudamericano donde se pondría en juego la Copa América. El planteo mantenía la exigencia de que cada país integrante debía contar con una sola institución en la dirección única del fútbol. “A propuesta del Sr. Héctor R. Gómez por aclamación se decidió declarar constituida ad referéndum de los respectivos países la confederación sudamericana de football  [designándose] una comisión compuesta por dos delegados de cada país para proyectar las bases que servirán de fundamento a las deliberaciones del consejo de la Confederación”.[2]

El sábado 15 de julio de 1916 previo al último partido del torneo donde Argentina y Uruguay definían en medio de una gigantesca expectativa la copa “1816 – 9 de julio – 1916. República Argentina”, la comisión elevó al plenario el proyecto de carta orgánica compuesto de once artículos y cinco disposiciones transitorias. El dirigente de San Pablo, Mario Cardim solicitó se aclarara el artículo 1.º que establecía “que la CSF tiene por objeto el de unir bajo una autoridad común a las instituciones que en cada uno de los países que la constituyen, dirijan el Football Association entre amateurs.[…] Por consenso general quedó establecido que cada país debe tener una sola institución en la dirección única del football.[3] La reunión finalizó convocándose la primera reunión del Consejo Superior para el 15 de diciembre de 1916, en Montevideo, estableciéndose que en dicha ocasión los delegados asistentes “deberán estar munidos de plenos poderes para la sanción de la Carta Orgánica”. A todos los presentes quedó en claro que en ese futuro encuentro se cerraría formalmente –o no-, el proceso fundacional de la Confederación.

LA PASION DE LAS MULTITUDES

Buenos Aires con asombro resultó testigo de los episodios ocurridos en la tarde del domingo 16 de julio de 1916. Desde horas tempranas miles y miles de personas se dirigían en vehículos y a pie hacia el parque 9 de febrero en los bosques de Palermo para asistir en la cancha de GEBA al partido entre argentinos y uruguayos que definía el enorme trofeo de plata de más de un metro de alto, premio por obtener el campeonato disputado en conmemoración del centenario de la independencia del país. La multitud superó todo lo previsto. Repletas las tribunas de maderas el público invadió la cancha. En lugar de vender las 20.000 localidades del escenario se colocaron 35.000 ingresos. Los delegados acordaron iniciar el partido en calidad de “amistoso” para evitar males mayores. Resultó imposible. Luego de tres minutos de juego los futbolistas se retiraron. “Convencido el público que el compromiso sportivo no se cumpliría, inicia su venganza, rompiendo las barandas, arrancando los postes de los goles para llevarlos al palco oficial,[…] se oyen detonaciones. Fue esta la señal del comienzo del incendio de las gradas, siguiendo luego a las otras instalaciones que quedaron reducidas a cenizas, salvándose sólo la tribuna oficial, ante la oportuna y valiente intervención del Cuerpo de Bomberos”.[4]







Página del diario La Nación de Buenos Aires del 17 de julio de 1916. La imagen muestra la invasión producida por el público al campo de juego del club Gimnasia y Esgrima de Buenos Aires (GEBA). Se observa también la tribuna repleta. La desmesurada venta de entradas impidió que el partido decisivo entre Argentina y Uruguay pudiera desarrollarse.

El enfrentamiento se llevó a cabo el día siguiente, lunes 17 de julio, en la cancha de Racing en Barracas al Sur, en la provincia a las afueras de la capital, con las tribunas nuevamente repletas de aficionados. El tanteador no se movió obteniendo Uruguay el trofeo en disputa, fruto del empate registrado entre Argentina y Brasil. Mil quinientos aficionados viajaron desde Montevideo. Los diarios rioplatenses de la época difundieron la conquista señalando que “el equipo uruguayo se ha clasificado campeón sudamericano y su triunfo ha sido justo y meritorio. Si cuando el partido entre los nuestros representantes y los brasileños, la Asociación hubiera procedido eligiendo a conciencia los jugadores de nuestro equipo, a estas horas él estaría luchando briosamente por un título que se le ha esfumado por obra del favoritismo con que se procedió en esa emergencia”.[5] El hermoso trofeo conquistado por Uruguay que puede observarse en el Museo del Fútbol lleva la inscripción correcta a la que obedeció su disputa: “1816 – 9 de julio – 1916. República Argentina”.

 

EN MONTEVIDEO SE PONE EN MARCHA LA CSF

El sábado 16 y el domingo 17 de diciembre de 1916 –y no el 15 como se previó en Buenos Aires-, se llevaron a cabo en la sede de la que pasó a denominarse Asociación Uruguaya de Football, en la avenida 18 de Julio n.º 1484 de Montevideo, teléfono C.T. La Uruguaya 217 (Cordón), las reuniones del Consejo de la CSF.

La división en el fútbol trasandino se superó al conceder la Confederación “una afiliación precaria hasta el mes de mayo de 1917” a la Asociación Atlética y de Football de Chile la entidad madre nacida en Valparaíso, instando a que en ese plazo se concretara la fusión de las dos entidades existentes. En caso contrario “frente a pruebas documentales la Confederación fallará en el pleito de manera definitiva”.[6]

La situación en Brasil presentaba características típicas. Al retornar al país la delegación que compitió en Buenos Aires el ministro Dr. Muller encomendó al Dr. Adolfo Konder solucionar el conflicto. El 5 de diciembre la Federación Brasileña de Sports se transformó en Confederación Brasileña de Deportes (CBD) resolviendo que el Dr. Joaquim Souza Ribeiro –quien participó en las reuniones de julio en Buenos Aires- viajara a Montevideo en carácter de delegado. La paulista Federación Brasileña de Football no aprobó lo actuado enviando a la reunión a Francisco do Nascimento, en representación del presidente de la entidad Dr. Mauro Cardim, también participante del encuentro en Buenos Aires. Los dos arribaron en vapor Deseado.

La reunión inaugural se desarrolló  en clima tenso al no ceder su posición el dirigente paulista, cuestionando las decisiones de la CBD con el argumento de que el fútbol brasileño nació en San Pablo donde se desarrollaba la más importante actividad del país con ciento ochenta clubes afiliados. En la sesión del domingo de mañana cuando el fracaso amenazaba el futuro, la solución llegó a través de un télex leído por el presidente de la AUF, Dr. Blengio Roca: “Río de Janeiro, 16. El Ministro de Relaciones Exteriores, doctor Lauro Muller, ha ordenado á los representantes diplomáticos en Buenos Aires y Montevideo, que comuniquen á los dirigentes de football en ambas ciudades que el señor Cardim no representa al sport brasilero en la Conferencia Sud América de Football, por no haber dado cumplimiento al convenio oficial firmado, en presencia del mismo doctor Muller, el 21 de junio ppdo. El gobierno brasileño está interesado en hacer saber que el señor Cardim es tan solo el delegado del grupo disidente paulista, grupo insignificante y ficticio numéricamente”.[7]





La imagen tiene enorme valor histórico. Rescatada por la Asociación de Historiadores e Investigadores del Fútbol Uruguayo (AHIFU) la fotografía se publicó en el vespertino El Plata en la tarde del sábado 16 de diciembre de 1916 cuando comenzaron las reuniones en la sede de la AUF, que culminarían al día siguiente con la puesta en marcha de la Confederación Sudamericana de Fútbol. En el sillón principal al centro Héctor R. Gómez preside la reunión. El exquisito mobiliario incluido el cuadro del Gral. José Artigas obra del pintor compatriota Luis Queirolo, pertenece al acervo del Museo del Fútbol.


LAS PRIMERAS RESOLUCIONES DE LA CSF

De este modo culminó el 17 de diciembre de 1916 el proceso fundacional de la Confederación Sudamericana de Fútbol iniciado en 1912 por Héctor R. Gómez al estallar el primer cisma en el fútbol argentino. Solucionado el espinoso problema se adoptaron las siguientes resoluciones trascendentes. Se fijó Montevideo sede de la Oficina Permanente de la CSF designándose a Héctor R. Gómez por unanimidad Director Honorario de la misma. Obra en nuestro poder la primera carta oficial del 18 de diciembre de 1916 remitida a Gómez por la naciente Confederación con la firma Joaquim de Souza Ribeiro, vicepresidente, y Roberto Mibelli, secretario general, comunicando el nombramiento referido. Expresa: “Excuso significar a Vd que el Consejo, al poner bajo su hábil dirección el nuevo organismo regulador de las actividades del football en América, ha tenido muy en cuenta no sólo su notoria preparación, sino la circunstancia de ser Vd el iniciador de la Confederación, a cuyo arraigo ha de contribuir, por eso mismo, con el interés y la voluntad que necesitan los altos ideales para concretarse en realidad”.

Se otorgó carácter de extraordinario al certamen celebrado en Argentina en julio de 1916 y “en consecuencia la copa ganada por los uruguayos tiene carácter de adquisición definitiva”. Desde 1917 se disputará anualmente el campeonato sudamericano fijándose la ciudad de Montevideo como sede de ese primer certamen. Se encomendó a Héctor R. Gómez la adquisición de la Copa América que será puesta en juego en la competencia a iniciarse, la que quedará en custodia del ganador hasta su nueva disputa.

Héctor R. Gómez trasladaba sus anhelos a la tela de la realidad. Mientras Europa se desangraba en los campos de batalla, América del Sur institucionalizaba las “competencias internacionales” entre selecciones de países tutelada por una sola entidad rectora, objetivo que FIFA –fundada en 1904- continuaba sin poder materializar. Aquellos dirigentes estaban convencidos que las canchas de fútbol eran verdaderos campos de educación del cuerpo y el espíritu, donde se liberarían las fuerzas de la juventud a través del vigor físico de una raza nueva que se estaba formando en América del Sur.

UN ESTADIO PARA LA COPA AMERICA

            El análisis de la documentación indica que los dirigentes uruguayos planificaron positivamente las reuniones que se desarrollarían en diciembre de 2016 y que culminarían con la fundación de la CSF. Se fijaron el objetivo de lograr que Montevideo se convirtiera en sede de la primera disputa oficial de la Copa América y a su vez, construir un escenario apropiado para la competencia.

            Las gestiones para dotar a la ciudad de un nuevo estadio de nivel superior al del Gran Parque Central, propiedad de la empresa de tranvías ingleses La Comercial, se realizaron a nivel del gobierno. Dos días antes del comienzo de las reuniones de la CSF en Montevideo, en la reunión de la AUF “el señor [Roberto] Mibelli da cuenta de las gestiones que realizó ante el superior gobierno para conseguir un field para la Asociación. Manifestó el delegado de River Plate, que esas gestiones iban perfectamente bien encaminadas”.[8] Por ley del presidente de la república Feliciano Viera, se entregaron $ 50.000 a la Comisión Nacional de Educación Física para construir en el parque Pereira[9] el estadio donde se disputarían los partidos de la Copa América, cuya inauguración se fijó en la fecha patria del 25 de agosto de 1917, día en que también comenzaría el torneo futbolístico. El organismo en el que resaltaban las figuras de los Dres. Francisco Ghigliani,  Atilio Narancio, José María Delgado el Sr. César Batlle Pacheco, encargó al Ing. Ricardo Acosta el proyecto, la dirección y ejecución de la obra. El escenario se erigió en el lugar que hoy ocupa la pista oficial de atletismo. Se construyó una enorme tribuna ovalada y techada, típicamente inglesa que finalizaba en una zona plana con piso realizado con el “moderno procedimiento de hormigón armado” a lo largo del campo de juego destinado a palcos especiales. Se utilizó en su totalidad vigas y tablas de madera, tal la costumbre de la época. La ubicación era la misma donde hoy se encuentra la tribuna con asientos de hormigón. Los jugadores accedían al campo de juego a través de túneles, toda una novedad en aquel tiempo. “En los tres costados del field, el público puede hallarse cómodamente de pie aprovechando el declive suave del terreno que favorece la observación del juego desde cualquier punto. Se cree que de los cincuenta mil pesos que destinó la ley para la construcción del gran field, sobren seis o siete mil pesos desvirtuándose así algunos comentarios que daban como invertidos en la obra cerca de sesenta mil”.[10]

            En la habitual sesión de la AUF del martes 31 de julio de 1917 “se accedió a una solicitud de H. R. Gómez. Resolvióse anunciar á las otras Asociaciones sudamericanas la suspensión del Campeonato Sudamericano para la segunda quincena del mes de Septiembre – Motiva la suspensión la imposibilidad de terminar el gran fiel del Parque Pereyra para el 25 de agosto”.

            Los precios de las entradas tuvieron una particularidad que se experimentaba por primera vez. El precio variaba según los partidos se jugaran en días hábiles o domingos. Para los tres sectores populares que bordeaban la cancha con un terraplén de mayor a menor, donde se plantaron las pequeñas palmeras que hoy lucen gigantes y donde el público observaba el partido de pie costaban $ 0.20. Para ingresar a la tribuna de madera los días hábiles pagaban $ 0.50 y los domingos $ 0.70. Al sector de hormigón armado con sillas $ 1.00 y $ 1.20. Los palcos para ocho personas $ 5.00 y $ 6.00 cada uno. También se vendieron abonos por la totalidad de los seis partidos del torneo a $ 30.00 los palcos y $ 6.00 las plateas. En este sector as damas pagaban entrada en cambio el ingreso era gratis para los menores de 12 años. En el resto de las localidades todos pagaban entrada.





Obra del Ing. Ricardo Acosta el estadio del Parque Pereira fue el primero en construirse para albergar el campeonato sudamericano con la Copa América en juego. Con una tribuna de madera típicamente británica construida en mismo lugar donde hoy existe una instalación de hormigón, se le consideró en ese momento el mejor escenario de América del Sur destinado al fútbol. 


URUGUAY EN UN CONO DE SOMBRAS

            Héctor R. Gómez tenía 36 años. El 19 de setiembre de 1907 con 27 cumplidos resultó electo presidente de la Liga Uruguaya. Desde ese momento y luego de su renuncia en 1912 al pasar a representar a Montevideo Wanderers FC en las reuniones en calidad de delegado, siempre desempeñó la tarea de presidente de la Comisión de Selección, como oficialmente se la denominaba. Invariablemente lo acompañaba en la tarea su amigo y compañero León Peyrou, también Conrado Pelford y ocasionalmente otros dirigentes. La comisión tenía por función elegir los jugadores y armar el equipo que salía a la cancha en representación de Uruguay. El mecanismo de actuación es interesante rescatarlo del olvido. Antes de cada partido pactado se organizaba una práctica, generalmente con asistencia de público que pagaba entrada. La Comisión de Selección daba a conocer públicamente la formación del “team A y team B”. Realizado el partido con amplia cobertura en los diarios, se dirigían a la sede de la AUF los integrantes de la Comisión y los jugadores quienes previamente pasaban por la tesorería haciendo efectivo el cobro del viático por intervenir en el partido realizado. Luego de la reunión de la Comisión analizando lo observado en la práctica se informaba la constitución del combinado.

En este momento en que Héctor R. Gómez, además de director de la Oficina Permanente de la CSF cumplía el segundo año en la presidencia del club Wanderers, también continuaba con esa función que, en los hechos, le apasionaba. Por otra parte y gracias a su conducción los celestes lograron a partir de 1909 comenzar a cambiar una historia muy negativa en el clásico rioplatense hasta lograr en 1916 el resonante éxito en Buenos Aires, cancha de Racing, conquistando la copa “1816 – 9 de julio – 1916. República Argentina”, asimilada a campeonato sudamericano por la resolución posterior de la CSF adoptada el día de su fundación.

            Después de esa consagración las actuaciones de Uruguay iniciaron una etapa regresiva de resultados en los partidos frente a los argentinos, de la cual también Gómez era responsable. Y él mejor que nadie lo sabía. Luego de la coronación en Avellaneda los celestes perdieron al hilo los cuatro cotejos que disputaron con su rival tradicional en 1916, uno de ellos en ocasión de una doble simultánea derrota. En el Parque Central con el equipo titular Uruguay cayó 1:0 y en Avellaneda con el segundo conjunto fue vencido por un concluyente 7:2 que aún duele. En el siguiente partido los orientales retornaron a la senda del triunfo por 3:1 ante el rival de siempre en el Parque Central. Este año 1916 se cerró venciendo 4:1 de local a la selección de Rosario por la Copa Argentina, y el comienzo de 1917 se abrió con otro éxito 1:0 ante similar rival, por el mismo trofeo entonces tradicional, en tierra rosarina.

El 18 de julio se reiniciaron los anuales clásicos rioplatenses por los diferentes trofeos en juego que comenzaron a ponerse en disputa a partir de 1905 con la Copa Lipton. En esta ocasión por las medallas del Ministerio de Instrucción Pública de Uruguay, popularmente conocidos como los partidos por el Premio de Honor. “Los jugadores Piendibene, Gradín y Delgado, presentan renuncia de sus puestos en el team internacional, alegando razones de enfermedad”.[11] En los hechos la ausencia de tres baluartes del título conseguido el año anterior en Buenos Aires –centre half, centre forward e insider izquierdo-, debilitaban la estructura del equipo. Argentina ganó 1:0 en el Parque Central, repitiendo el éxito con similar tanteador por la Copa Lipton el 15 de agosto de 1917 en Avellaneda.

 

HÉCTOR SCARONE VISTE LA CELESTE CON 17 AÑOS

El próximo encuentro pactado marcaba el enfrentamiento por la Copa Newton en el Parque Central el 2 de setiembre. Los celestes llegaban al último partido con anterioridad a la disputa de la primera Copa América de la historia sumergidos en un mar de dudas. Héctor R. Gómez y sus compañeros adoptaron una decisión arriesgada, propia de aquellos que tienen plena confianza en su pensamiento y se juegan entero en su defensa. Convocaron a un jovencito de 17 años que debutó en Nacional el 9 de abril en un amistoso ante River Plate convirtiendo los dos goles del partido: Héctor Scarone. Se había mantenido en el equipo albo, anotó algunos goles y a comienzos de agosto tuvo que ser intervenido quirúrgicamente “de la nariz con resultado favorable”. El miércoles 29 de ese mismo mes, día fijado por la Comisión de Selección para realizar la única práctica previo al partido “decididamente, en Montevideo, sobran los desocupados. Ayer había más de tres millares de aficionados en el Parque Central”. Pagaron entradas de un valor de $ 0.20 y $ 0.40 apuntó La Tribuna Popular. El equipo A lo integraron Saporti; Urdinarán y Varela; Pacheco, Rodríguez y Vanzzino; Pérez, Héctor Scarone, Romano, Carlos Scarone y Somma. El B formó con Legnasse; J. Benincasa y Montes; Garrido, Seijas y M. Benincasa; Etchinope, Mongelar, Grecco, Gradín y Campolo. Los titulares ganaron 8:2 con tres conquistas de Héctor Scarone, dos de Carlos su hermano mayor y de José Pérez, anotando el último Ángel Romano.

El arriesgado perfecto golpe en el clavo se reflejó en los aficionados y en los comentarios de los diarios, los únicos medios de comunicación existente, debido a la precariedad de la radio que realizaba ensayos para salir al aire y la ausencia de filmaciones y televisión. “Héctor Scarone: la figura descollante se ganó la casaca internacional”, resumió en la actuación individual La Tribuna Popular. El ingreso del muchachito de 17 años poco conocido, en lugar de Piendibene, la estrella consagrada que estaba próximo a cumplir los 27, generó en el ataque el pasaje de Ángel Romano al centro ingresando Pascual Somma en el wing izquierdo. Este jugador impredecible, de elevada técnica, cerebralmente insólito había debutado con excelente labor en la selección con 15 años en la Copa Lipton de 1911 conquistada por Uruguay al vencer 2:0 a los argentinos en Buenos Aires.

Otros cuestionamientos a la actuación de la Comisión de Selección que buscaba definir el equipo para la primera Copa América de la historia se centraron en los puestos de back derecho y el centre half, considerado entonces la llave del funcionamiento del equipo por su ubicación en la mitad de la cancha. Los ensayos realizados en la práctica despejaron las dudas. “Para suplir a Urdinarán está José Benincasa. Evidentemente este jugador es de una escuela muy superior, a pesar de que es Urdinarán quien se ha acercado más a la táctica del famoso back fuera irremplazable hace dos años. Pero, en oposición a la mayor inteligencia de Benincasa, está el ‘arrojo’ de Urdinarán y se ha optado por él, sin que en ello veamos de lamentable que no se incluya al antiguo crack porque su concurso ha de ser necesario en el Campeonato Sudamericano”.[12] Urdinarán con 19 años exhibía un fútbol que estaba en las antípodas del que practicaba desde fines del siglo pasado Benincasa de 26 años de edad.

“En cuanto a Rodríguez, solo Delgado podría haberle superado en ausencia de Harley y Delgado, evidentemente acaba de defraudar esperanzas y no se ha reivindicado todavía. Ni Couture, ni Porte, ni el mismo A. Zibecchi, tienen mucho mejores títulos que Rodríguez. Sin embargo, lo difícil del puesto, ha de obligar al titular a redoblar energía, sin perder la conciencia en una labor árdua que requiere el más absoluto dominio de la voluntad”.

 

URUGUAY CONQUISTA LA COPA NEWTON

            La Comisión de Selección definió cambios profundos apostando a la juventud de Héctor Scarone. Esto exigió modificaciones en el ataque al prescindir de José Piendibene, el símbolo máximo del  equipo de ese tiempo.  También la confirmación de Antonio Urdinarán en la zaga y la más cuestionada de Gregorio Rodríguez –a quién apodaban Ensalada- resultaban arriesgadas apuestas. El partido del 2 de setiembre de 1917 por la Copa Newton en el Parque Central frente a los argentinos se transformó en el banco de pruebas definitivo. Los celestes ganaron 1:0 conquistando por tercera vez este trofeo. El gol lo marcó Ángel Romano a los 83’. Minutos antes el golero Isola contuvo un penal ejecutado por Carlos Scarone. En las jornadas siguientes a la victoria se conocieron las presiones que debió enfrentar la Comisión de Selección.

            “José Pérez y Héctor Scarone tienen que ser juzgados como ‘uno’ –comentó La Tribuna Popular en la actuación individual-, porque tan bien se entendieron, que Martínez hubo de concretarse en el segundo tiempo a marcar exclusivamente a Pérez para lograr alguna eficacia en la acción. Ni Héctor Scarone, ni Pérez, pudieron hacer las cosas mejor de lo que hicieron”. Corresponde señalar que en aquel tiempo el half marcaba el ala, es decir controlaba al wing y al insider de su zona. En esta ocasión Martínez no podía contenerlos por lo que se limitó solamente a custodiar al puntero dejando libre a Héctor Scarone. El otro jugador que descolló fue Gregorio Rodríguez, jugador de Universal. “No quedará nadies (sic) a estas horas que discuta al brillante jugador albiverde. Todos los elogios serán escasos para la labor realizada ayer por Rodríguez que se multiplicó en la tarea corriéndose constantemente a una y otra ala para ayudar a sus compañeros”.





Comienzo de la crónica de La Tribuna Popular del 3 de setiembre de 1917 dando cuenta de la conquista de Uruguay de la Copa Newton ante Argentina. La Comisión de Selección con el debut de Héctor Scarone de 17 años, presentó el nuevo equipo que sorprenderá consagrándose campeón sudamericano y conquistando la Copa América primera de la historia.


EL “CASO PIENDIBENE”

            “El triunfo obtenido con toda justicia por el equipo uruguayo en la memorable jornada que valió la tercera conquista de la Copa Newton, ha llegado a tiempo de retemplar entusiasmos y alentar esperanzas sobre conquista de nuevos lauros en las próximas pruebas del gran Campeonato Sudamericano. El equipo uruguayos ha demostrado capacidades innegables para vencer, sin llegar á emplear el máximum de su poderío. Cuando el pesimismo iba ganando campo, como lógica consecuencia de los repetidos fracasos, el triunfo del domingo ha hecho resurgir la confianza en el equipo que no demorará en tener ocasión para luchar por laureles más preciados

            Siempre hemos sido contrarios a las críticas a equipos combinados cuando no ha existido una razón muy poderosa para ello, y siempre hemos tratado de evitar juicios enojosos á pocas horas de una prueba internacional, que no hacen sino desalentar á los jugadores. Entendemos que la prensa tiene un alto deber que cumplir ante la opinión de los amateurs que se dejan llevar demasiado fácil por apasionamientos de clubs, para que sea menester avivar protestas con comentarios exagerados sobre presuntos errores de la Comisión seleccionadora. Fue siguiendo esa tendencia de mesura y discreción que evitamos el domingo todo comentario sobre un ofrecimiento hecho por el señor Jorge Pacheco y un miembro de la Directiva de Peñarol, ante la Comisión de teams, que manifestaron que el jugador Piendibene se hallaba dispuesto á intervenir en el match de la Copa Newton. Indudablemente el caso era de pensarlo muy en serio ante la responsabilidad de la Comisión y los trastornos que podía acarrear cualquier solución apresurada. Sabemos de un miembro de la Comisión de teams que no durmió la noche del sábado, pensando en el caso Piendibene. No se accedió al ofrecimiento del ‘maestro’ y no nos atrevemos a criticar por ello a la Comisión. No podía existir ninguna seguridad de qué el gran centre-forward pudiere dirigir la línea con su habilidad común, después de un tan largo descanso y sin que la enfermedad que lo alejó de filas aurinegras haya desaparecido totalmente.

            Podía además crearse un verdadero conflicto dentro del team ya seleccionado y dispuesto para medirse al día siguiente. Sin embargo, si Carlos Scarone hubiera flaqueado en la prueba o sí se hubiere perdido el match, la mayoría de los aficionados, de haber sido criticada por la prensa la no inclusión del ‘maestro’, se hubiera creído con derechos a linchar al reemplazante inhábil y a la equivocada Comisión que había cometido  tan grave irreverencia. Se ganó felizmente y nadie recordó al salir del Parque Central que había faltado el mejor centre-forward americano, ni nadie tuvo un reproche para la Comisión de teams que algunos criticaron tan acerbamente”.[13]

 

HECHOS PROPIOS DE AQUEL TIEMPO

En la AUF comenzó la entrega de los abonos a los aficionados que adquirieron el tickets para observar los seis partidos del campeonato sudamericano. La lluvia complicó el mantenimiento del campo de juego del nuevo escenario lo que originó un enfrentamiento entre Héctor R. Gómez al negar el presidente de la CNEF, Dr. Francisco Ghigliani, la autorización al entrenamiento que iba a realizar Uruguay. Gómez y Peyrou presentaron renuncia a la Comisión de teams. El problema se solucionó realizando los uruguayos una práctica secreta el jueves 27 de setiembre, sin que la prensa se enterara de la misma. Asistió Piendibene quién no practicó porque “continúa cuidándose de sus dolencias”. La presión para la inclusión ‘maestro’ en el equipo aumentaba. Héctor R. Gómez y Conrado Pelford armaron dos equipos. De acuerdo a la formalidad, según la cual la Comisión de selección debía informar a la AUF el equipo titular, esa noche del jueves ambos dirigentes dieron cuanta que Uruguay formaría con Saporiti, Urdinarán y Varela; Pacheco, Rodríguez y Vanzzino; Pérez, Romano, Piendibene, Carlos Scarone y Somma. También informaron los suplentes aunque el reglamento no permitía cambios durante el juego: José Benincasa, Foglino, Garrido, Héctor Scarone, Zibecchi, Gradín y Couture. La Tribuna Popular así como también los otros diarios criticaron la decisión: “Después de tantas vueltas al asunto la Comisión lo ha solucionado en la forma menos acertada que podía haberlo hecho… El team seleccionado ha de merecer críticas perfectamente justificadas de todos cuantos conocen la decadencia de algunos jugadores, que se insiste en colocar en el team”.

            Con la finalidad de que los lectores comprendan la forma como se desarrollaba la actividad futbolística hace ciento tres años cuando se ponía en marcha el primer campeonato disputado entre países diferentes en el mundo, se entiende del caso brindar algunos detalles que en la actualidad resultan incomprensibles. La delegación de Chile de veinte personas viajó 52 horas en ferrocarril desde Santiago hasta Buenos Aires y allí tomó el vapor de la carrera arribando a Montevideo en la mañana del viernes 21 de setiembre. Esa misma tarde entrenó en el Parque Central participando con los chilenos varios jugadores de Nacional: Romano, Ares, Bértola, Naguil, Foglino y Marán. A nadie extrañó que Ángel Romano los enfrentaría nuevamente el domingo al comenzar el torneo.

            Brasil a bordo del León XIII arribó el jueves 27 incluyendo en la delegación a nuestro compatriota Juan Carlos Bertone, capitán y estrella del combinado de Uruguay en la primera década del siglo XX. Los brasileños practicaron el sábado 29 en la cancha de Belvedere participando el citado Bertone y Julían Bértola, futbolista de Nacional. El viernes 28 en la AUF se definió que el campeonato sudamericano comenzara el domingo 30 de setiembre de 1917 con el partido entre Uruguay y Chile, inaugurándose el escenario construido especialmente para albergar el torneo en el Parque Pereira. “Hoy a las 10 horas se efectuará la reunión inicial de la CSF y en ella han de concertarse los partidos del campeonato. Cuando todo se halla dispuesto para que el primer encuentro se verifique entre nuestros ‘players’ y los chilenos, esta tarde, falta todavía la resolución que dé carácter oficial a ese match. Sin embargo, es de esperar que el partido concertado no encuentre oposición en el seno de la Confederación”.[14] Dependía de la decisión de la CSF que el enfrentamiento fijado y anunciado ampliamente por la prensa para esa tarde entre Uruguay y Chile, con el cual se estrenaría el nuevo field, adquiriera carácter oficial o fuera un amistoso. Solamente los delegados argentinos llegaron en el vapor de la carrera el domingo de mañana concurriendo luego de desembarcar directamente a la sede de la Asociación Uruguaya de Football. Conducidas por Héctor R. Gómez con asistencia de Rafael Cullen, José Susán y Bernabé Susini (Argentina); Mario Pollo, Arthur Rangel Christofel y acreditado como representante el uruguayo León Peyrou (Brasil); Jorge Westmann, Romeo Borgheti y el argentino Miguel Tellechea (Chile) y Rodolfo E. Bermúdez, Roberto Mibelli y Benjamín Pereira Bustamante (Uruguay), se realizó la reunión. La CSF avaló lo actuado, oficializó el partido Uruguay – Chile designando juez al argentino Guassone secundado por los brasileños Haroldo Domínguez y J. Paula Ramos. También se fijó el resto del calendario del certamen.

 

INAUGURACIÓN DEL MEJOR FIELD DE AMÉRICA

“Han de transcurrir muchos años, y solo la renovación de jornadas deportivas excepcionales podrá atenuar el recuerdo de la prueba inaugural del Campeonato Sudamericano de 1917 y la inauguración del mejor field de que pueden enorgullecerse en la actualidad los países del Continente. No es solo la amplitud, la plena y absoluta justicia de los lauros obtenidos ayer lo que deben satisfacernos  en esta hora. Es también el placer gratísimo de haber podido brindar á los huéspedes sudamericanos, a los queridos fotballers hermanos de la Argentina, Brasil y Chile, y a los enviados paraguayos, las mejores facilidades para presenciar y admirar una justa deportiva que materializa los ideales perseguidos por el deporte en su carrera ascendente y de proyecciones cada vez más amplias y fecundas”.

            Se calcularon 25.000 personas que desbordaron la capacidad de las instalaciones. Finalmente José Piendibene no integró el equipo titular. “Se nos informa que el ‘maestro’ ha renunciado su puesto para el match de hoy”, anunció La Tribuna Popular. El hecho de que Piendibene no participara tampoco en los dos partidos siguientes, demuestra que las presiones no causaron efecto en la Comisión de Selección la que mantuvo el equipo que nació en aquella goleada por 8:0 en la práctica que contó con el debut Héctor Scarone, el jovencito de 17 años que marcó tres goles. Deberían de pasar muchas décadas para que se incluyera en la terminología del fútbol la británica palabra hat-trick para mencionar al autor de tres tantos. A nadie se le ocurría, tampoco, que el goleador se llevara la pelota para la casa como premio por esa hazaña. Seguramente porque en aquel entonces marcar tres goles no resultaba algo infrecuente.

Uruguay ganó a Chile 4:0 con el primer gol marcado a los 20 minutos después que un centro de José Pérez lo recogió “Carlos Scarone con la cabeza intentando Guerrero detener la ball que escapó de sus manos penetrando al arco a pesar del esfuerzo de Gatica que no hizo más que apresurar la entrada de la pelota”, según describió el tanto La Tribuna Popular, a cuyas páginas recurriremos con el objetivo de describir todas las conquistas logradas por Uruguay en el torneo. Según la narración del periodista este tanto bien puede adjudicarse como gol en contra del portero. A los 44 minutos con la misma receta llegó el segundo. Centro de José Pérez que en esta ocasión recibió Romano cuyo golpe de cabeza terminó en la red “aprovechando la inoportuna salida de Guerrero”. En aquel tiempo se decía que el portero “salió a cazar mariposas”. A los 61 minutos Romano fue derribado en el área por los dos backs y el “penaltiky-kic” lo transformó Carlos Scarone en el tercer tanto. El último llegó a los 75’ cuando Ensalada Rodríguez entregó la pelota a Romano “quien cede á H. Scarone, devolviendo éste el pase de modo que permite una fácil ‘cortada’ de Romano. Guerrero ante la visión del peligro inminente que su ciudadela corría, abandona el arco en el preciso momento que Romano ejecutaba el tiro y la pelota tocaba la red por cuarta vez”. En tiempos actuales una pared perfecta.

 

ARGENTINA VENCE Y RETORNA A BUENOS AIRES

            El combinado Argentino llegó a Montevideo en el vapor de la carrera el martes 2 alojándose en el céntrico Hotel Florida. Al día siguiente enfrentó y venció a Brasil 4:2 después de estar perdiendo dos veces, primero por un gol anotado por Necco a los 8’ y luego por otro marcado de penal por Lagrecca a los 39’ tras el empate de Pedro Calomino, dando vuelta el resultado los albicelestes en la etapa complementaria por anotaciones de Alberto Ohaco en dos ocasiones y la restante de Antonio Blanco. Tres días después, el sábado 6 “el gesto del azar se manifiesta poco afable para quienes han exteriorizado tantas vitalidades y en forma meritísima se vienen conduciendo para hacerse acreedores a la división de honores en la brega disputada. Tan es injusta que la sanción decisiva que á los 30 minutos se verifica inclinando el score á favor del bando argentino que esta no es por virtud sino de una fatal intervención de García que envía la ball á su propio arco cuando Guerrero en inmejorables condiciones de colocación se disponía sin ningún obstáculo á recoger la pelota”. Otros tiempos. Hermosa prosa de La Tribuna Popular para expresar que Argentina ganó 1:0 con un gol en contra. En esa misma noche sabatina la delegación completa de los hermanos platenses retornaron en el vapor de la carrera a Buenos Aires a la espera del último partido del torneo frente a Uruguay, fijado para dentro de ocho días, es decir el domingo 14 de octubre de 1917. Con cuatro puntos conquistados estaba claro que los argentinos definirían el título frente a Uruguay.

            El domingo 7 el combinado celeste realizó otra gran presentación repitiendo la misma goleada del debut. El triunfo 4:0 sobre Brasil, equipo que tan buena lucha planteó a los argentinos, generó una euforia colectiva sobre el nuevo clásico rioplatense que definiría la primera Copa América de la historia. La Comisión de Selección –aunque en realidad debería señalarse Héctor R. Gómez-, introdujo un cambio en la pareja de zagueros. Confió la posición de back derecho en el experimentado Alfredo Foglino en lugar del joven Urdinarán. Ambos tenían la misma característica de zagueros férreos, en tanto José Benincasa que no fue tenido en cuenta, exhibía exquisita técnica. A los 8’ los orientales se colocaron en ventaja cuando “Somma logró eludir á Picaglia, cediendo la ball á Carlos Scarone, quien la dirigió con un fuerte golpe de cabveza, rechazando en el travesaño y volviendo al field, donde H. Scarone la recogió sin pérdida de tiempo para enfilar un shot corto que dejó sin chance a Casimniro”. A los 17’ “Carlos Scarone hizo un pase excelente á Somma; burló éste a Picaglia nuevamente y enfiló un hermoso centro que Romano, frente al arco, se encargó de convertir fácilmente”. A los 77’ “el ala izquierda encabezó una carga aprovechando Romano un claro habido en la defensa alba [color de la camiseta de Brasil] para adelantarse y vencer a Casimiro  con un shot sesgado, imposible de contener”. El cuarto y definitivo tanto llegó a los 86’ a través de un autogol. Vale la transcripción ya que hasta el presente se le otorga equivocadamente la conquista a Carlos Scarone cuando, en realidad fue él quien “ejecutó un shot desviando Vidal el curso de la pelota e impidiendo que Casimiro pudiera impedir el tanto. Huelga decir que los aplausos sonaron con igual intensidad que antes”.

 

EL CLASICO RIOPLANTESE DEFINE EL CAMPEÓN

            Todas las miradas de los aficionados del Cono Sur americano se depositaron en lo que ocurriría en el recién inaugurado Parque Pereira de Montevideo el domingo 14 de octubre de 1917. El clásico rioplatense como ocurriría desde 1905 año en que comenzó a disputarse la Copa Lipton, definiría una nueva conquista. En este caso con la particularidad de estar en juego por primera vez en la historia la Copa América. El trofeo cuya adquisición se encargó a Héctor R. Gómez por resolución adoptada en las reuniones fundacionales de la Confederación en diciembre de 1916 en Montevideo, aún no se había podido comprar. ¿El motivo? Tradicionalmente los grandes trofeos para el fútbol se encargaban a joyerías de Inglaterra. La primera guerra mundial en curso hizo imposible ese trámite por lo que la Copa América, aunque estaba en disputa no se conocía. Por otra parte no era común y a nadie se le había ocurrido, que los trofeos en juego en una competición o en partidos especiales de fútbol se entregaran en una ceremonia al final del enfrentamiento. Era un simple trámite burocrático que se realizaba con mucha posterioridad a la finalización de los enfrentamientos en que estaban en juego. Por lo tanto en esta ocasión tampoco nadie reparó en el tema.

            Asimismo y debido a la expectativa generada por la gran final del domingo 14 de octubre, muy pocos tomaron en cuenta la goleada por 5:0 con la que Brasil cerró su intervención ante Chile en el compromiso llevado a cabo el sábado. Pero… en esa noche sabatina el Río de la Plata, Buenos Aires y Montevideo explotaba en la incertidumbre de si la final entre Uruguay y Argentina se llevaría a cabo o no el día siguiente. ¿Qué era lo que había ocurrido?

LA ODISEA DE ARGENTINA PARA VIAJAR A MONTEVIDEO

Como se ha mencionado toda la delegación de Argentina retornó a su país el sábado 6 de octubre luego del apretado triunfo contra Chile. En la noche del jueves 11 embarcaron en el vapor de la carrera con destino a Montevideo el secretario de la AAF, Bernabé Susini, y el delegado José Susán. Arribaron el viernes de mañana luego de realizar el tradicional cruce nocturno del Río de la Plata. El gobierno argentino del presidente Hipólito Irigoyen vivía momentos difíciles, con enfrentamientos que desembocaron en una huelga general desde ese viernes 12 de octubre, “que haría imposible el embarque del team argentino y millares de aficionados que se aprestaban a cruzar el río por la paralización del vapor de la carrera”. Ante la situación, el presidente de la AUF, Dr. Blengio Roca –figura del gobernante Partido Colorado– recibió el apoyo del presidente de la República, Feliciano Viera, a través de los ministros de Relaciones Exteriores y de Obras Públicas, Dr. Baltasar Brum e Ing. Rivas.

Fruto de la intensa “competencia internacional” que a todo nivel se desplegaba en el fútbol rioplatense, se encontraba en Buenos Aires el vapor Oyarbide, de la Armada uruguaya, en el cual viajó el equipo de la Federación Bancaria de Uruguay presidida por el influyente Juan Gorlero, para disputar varios partidos ante su similar argentina. La embarcación retornaba a Montevideo el sábado 13 partiendo a las 10 de la mañana. “Traiga en el vapor al cuadro de footballers argentinos que deberán jugar aquí el domingo. Rivas”, ordenó el telegrama oficial enviado el viernes por el ministro de Obras Públicas al capitán del barco. El presidente de la AAF, Dr. Orma no aceptó. Confiaba en la postergación de la final para el lunes 15. El sábado Juan Gorlero postergó cuatro horas la salida del Oyarbide, sin recibir noticias de la AAF, levantando amarras a las 14 horas.

Paralelamente los ministros uruguayos y el presidente de la AUF se reunieron en Montevideo con los delegados argentinos Susini y Susán, ratificando que la final debía disputarse “debido a que, frente a los anuncios de huelga pudo existir un poco de previsión de la AAF, embarcando al equipo conjuntamente con los delegados el jueves de noche”. El argumento de los jerarcas uruguayos resultaba contundente e indestructible. De haber tomado las previsiones del caso el plantel de jugadores argentinos habría llegado a Montevideo sin problemas el viernes, tal como lo hicieron los delegados Susini y Susán. Ante los hechos los ministros citados y el titular de la AUF, Dr. Blengio Rocca, ofrecieron el inmediato envío del Valizador 110 del ministerio de Obras Públicas hacia Buenos Aires para trasladar la delegación argentina a Colonia y colocar allí un ferrocarril expreso para llegar a Montevideo.

“Después de una conversación telefónica de larga distancia de los dirigentes argentinos con el Dr. Orma y una serie de órdenes y contraórdenes”, a las 10 de la noche del sábado, los jugadores argentinos embarcaron en el citado Valizador. Viajando a 9 millas por hora llegaron a Colonia a la 1:30 de la madrugada del domingo, abordando una hora después el tren “rápido” expreso, que a las 8:30 del día de la final arribó a la Estación Central de Montevideo. “Pocos momentos después de llegar al Hotel Florida donde se alojan los jugadores tuvimos oportunidad de entrevistar al jugador Madero, suplente del equipo internacional argentino […]. A las siete de la noche de ayer nos informaron que debíamos ir a la dársena. El viaje en el Valizador fue pésimo. En el ferrocarril rápido, que tardó seis horas en llegar, no había camas para todos los jugadores. Los que se acostaron, no quiere decir que hayan podido dormir”.[15]




La fotografía permite observar la enorme cantidad de público que colmó las instalaciones del estadio del Parque Pereira el 14 de octubre de 1917 para presenciar el clásico del fútbol rioplatense donde estaba en juego la primera Copa América de la historia.

URUGUAY SIN GOLERO: SAPORITI LESIONADO

El torneo resultó un éxito total. El partido final convocó una multitud nunca antes vista en Uruguay. Los diarios calcularon entre 40 mil y 50 mil personas. Destacaron como “nota de prestigio para el espectáculo deportivo la estadía de un número superior a todo cálculo optimista de autos, que proporcionaba una sensación de placer y de triunfo para el football, ya que éste había tenido la virtud de asociar a sus fiestas, a una clase social alta, apática hasta ayer.[…] A las 4 menos veinte, aparecieron en el field los jugadores, el juez señor Livingstone y los linesmens señores Guerrero [el golero de Chile] y Paula Ramos [jugador de Brasil]. Una prolongada salva de aplausos acogió los hurras clásicos; y los jugadores, en el centro del field, fueron sometidos al registro de sus botines por el árbitro, realizando de inmediato un rapidísimo peloteo. Ordenadas las líneas por el árbitro, anotamos la siguiente colocación.

Uruguayos. Saporiti; Varela y Foglino; Pacheco, Rodríguez y Banzino [su apellido era Vanzzino]; Pérez, Héctor Scarone, Romano, Carlos Scarone y Somma.

Argentinos. Isola; Ferro y Reyes; Mattozzo, Olazar y Martínez; Calomino, Ohaco, Martín, Enny Hayes y Perinetti”.

Los uruguayos que ganaron el sorteo reglamentario, optaron por jugar con viento á favor. Correspondió pues la salida á los argentinos, entablándose de inmediato reñida lucha.[…] El árbitro cobra un presunto foul de Martínez a Somma. Dirige la ball este mismo y Héctor Scarone, frente al arco, la dirige hábilmente con la cabeza introduciéndola en la red, sin que Isola pudiera hacer nada por evitar la caída de su ciudadela. Imposible describir el espectáculo ofrecido á raíz del éxito. Aquella masa imponente de aficionados desbordando en manifestaciones de entusiasmo, aplaudió frenéticamente la jugada que habría de dar á los uruguayos el más alto título deportivo dentro del continente sudamericano. Grandiosa é inolvidable escena cuyo recuerdo ha de perdurar en millares de aficionados. Conquistado el goal á los 14 minutos, sobraba tiempo para que el score pudiera volver á sufrir alteraciones fundamentales”.[16]

El triunfo de Uruguay 1:0 se tiñó en las postrimería de la brega con las características y el ropaje de la hazaña. “Al detener Saporiti un violento shot de Olazar, fue embestido violentamente por Martín, de resultas de lo cual sufrió un desmayo que obligó a retirarle del field cuando faltaban cinco minutos para terminar el match. Pasó el full-back Varela a custodiar el arco”.[17] Uruguay jugó los últimos cinco minutos con diez hombres al no poder contar con su golero. Héctor Scarone en una nota que escribió en el vespertino Acción de Montevideo en 1967 afirmó que faltaban ocho minutos. En aquel tiempo y durante muchas décadas más el equipo que quedaba con un jugador menos en el campo era casi una seguridad que perdía el partido. No ocurrió así.

Luego del pitazo final del juez chileno Livingstone, quien “cumplió su difícil misión correctamente” –según La Tribuna Popular–, ocurrieron dos episodios polémicos. Justificado por la acción que quitó de la lucha al arquero Saporiti, “un hecho aislado pero no por ello menos lamentable ha venido a empañar el brillo de la jornada. Un exaltado, de los que invadieron el field al terminar el match, agredió al jugador Martín, lesionándole gravemente en la cara”. El otro tuvo como protagonista al argentino Isola. “El goalkeeper, en un gesto por demás lamentable, tomó la pelota y la arrojó violentamente contra las barreras donde el público manteníase en una tensión nerviosa en los últimos minutos”.

Luego del partido, en la noche, se realizó el banquete de cierre del certamen en el lujoso Parque Hotel. “En la hora de los brindis […] en el uso de la palabra el Sr. Negris de la Asociación Argentina felicitó a los uruguayos por su hermoso triunfo, haciendo votos para que la confraternidad sudamericana sea un hecho real y efectivo […]. El señor Newham, presidente de la delegación chilena, resaltó la labor excepcional del señor Héctor Gómez director de la Oficina Permanente y organizador principal del torneo”. Llamó la atención que “no asistieron la gran mayoría de los jugadores argentinos”. El club Nacional “dio una nota simpática exhortando por medio de un pizarrón, colocado en el frente de su local social, a todos sus socios y aficionados en general, para despedir en la estación a los jugadores argentinos. Las autoridades del club marcharon al frente de una nutrida columna que despidió con hurras y vítores a los huéspedes del día”, que en esa noche del domingo 14 de octubre retornaron a Buenos Aires por la misma vía de su arribo: ferrocarril expreso hasta Colonia y cruce del río en el Valizador 111 del Ministerio de Obras Públicas de Uruguay.




La Tribuna Popular colocó en su portada el comienzo de la gran cobertura que incluyó fotografías de la conquista por parte de Uruguay de la primera Copa América de la historia. El fútbol ganaba también la tapa de los diarios y también, como lo afirmó la crónica de este periódico: “el triunfo para el football, ya que éste había tenido la virtud de asociar a sus fiestas, a una clase social alta, apática hasta ayer”.

 

SE SUSPENDE LA “COMPETENCIA INTERNACIONAL”

La visión de la prensa argentina mostró otra cara. Criticó la carencia de comprensión para no postergar el encuentro; el traslado inhumano de los jugadores que no tuvieron descanso; acusó al árbitro de actuación “totalmente parcial por no sancionar a los 38’ del segundo tiempo un penalti-kick de Varela en perjuicio de Olazar”, y recriminó la “brutal” agresión al atacante Martín. El Consejo Superior de la AAF, en la reunión del martes 16 de octubre de 1917 resolvió: “1) Suspender la competencia internacional con Uruguay por el resto del año cancelando los partidos por las Copas Competencia, Honor y Río de la Plata; 2) Ante la actuación deficiente del juez en el partido con Uruguay, solicitar a la CSF que en los próximos Campeonatos Sudamericanos arbitren jueces ingleses; 3) Teniendo en cuenta la actuación de los jugadores argentinos en la final, otorgar medallas de oro a los titulares, de plata a los suplentes y ofrecerles una comida el sábado próximo y 4) Organizar el viernes próximo, un match ante Brasil que intervino en el Campeonato Sudamericano”.

La AUF no aceptó la decisión. Gómez respondió con una extensa nota. Justificaba la designación del árbitro señalando que “el juez Juan Livingstone ha sido elegido por el infrascripto en su carácter de Director de la CSF y con expresas facultades al respecto […] haciendo notar a esa Asociación que en ningún momento la Delegación Argentina expresó objeción respecto a la idoneidad del señor Livingstone, que fue aceptado sin observaciones de ningún género […]. Respecto a su ineptitud a la que atribuye el resultado del partido y la niega a los jueces americanos al proponer que se prescinda de ellos en el futuro […], nadie podía ponerla en duda, ya que el señor Livingstone la tenía ampliamente acreditada en los hechos: el de ser Presidente de la Asociación de jueces de Chile; juez integrante de la delegación chilena y autor de un excelente manual sobre las funciones del referee”.

Hoy se cumplen 103 años de la primera conquista de la Copa América por parte de Uruguay. La extensa nota que llega a su fin revela una gran cantidad de hechos, episodios y anécdotas que nunca habían visto la luz. Merecido homenaje para los forjadores de aquellos años inaugurales del camino glorioso transitado por nuestro país.

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Informe realizado por la Asociación de Historiadores e Investigadores del Fútbol Uruguayo (AHIFU).
Autor: Atilio Garrido / 
www.ahifu.uy

 
* Todo el contenido del presente informe, de investigación, interpretación y redacción de AHIFU, queda bajo la responsabilidad de su autoría. 

 


[1] “EL PARTIDO FINAL DEL CAMPEONATO SUDAMERICANO. Argentinos contra Liga Uruguaya. Vencedores los argentinos por cuatro goals contra uno”. La Nación, Buenos Aires, 13/06/1910:15.

[2] “FOOTBALL. Confederación Sudamericana de Football”. La Nación. Buenos Aires, 10/07/1916:15.

[3] Acta firmada de la sesión del 15 de julio de 1916 que incluye el texto de la Carta Orgánica de la CSF.

[4] “El Campeonato Sud Americano de Football. La actitud del público impide que se dispute el match”. La Tribuna Popular. Montevideo. 17/07/1916. Portada de la edición.

[5] La Razón. Buenos Aires. 18/07/1916.

[6] “LA CONFEDERACION SUDAMERICANA. Una brillante labor de sus delegados”. El Plata, Montevideo, 18/12/1916:15.

[7] “Del Ministro Muller. Aclaración de la cancillería brasileña”. El Plata, Montevideo, 18/12/1916:15.                       

[8] La Tribuna Popular. Montevideo, 15/12/1916:4.

[9] Antonio Gabriel Pablo Nereo Pereira y Vida (12/05/1830 – 07/02/1906). Hijo del presidente de la república Gabriel Pereira, solterón sin hijos, millonario, terrateniente donó al Estado once hectáreas de tierra con la condición de que allí se construyera un parque público que llevara eternamente su nombre. Así se procedió. Luego de su muerte la denominación se cambió por la de Parque de los Aliados (1918) y José Batlle y Ordóñez (1941).

[10] “FOOTBALL. EN EL FIELD OFICIAL. Terminando los trabajos. Magnífica impresión de la obra realizada”. La Tribuna Popular. Montevideo. 21/08/1917:2.

[11] “Renuncia de jugadores”. La Tribuna Popular. Montevideo. 17/07/1917:2.

[12] “Un fácil triunfo del A. El team B vencido por 8 goals á 0”. La Tribuna Popular. Montevideo. 30/08/1917:4.

[13] “FOOTBALL. Después del triunfo”. La Tribuna Popular. Montevideo. 04/09/1917:2.

[14] Campeonato Sudamericano. Chilenos y uruguayos en la jornada inicial. Sesión preparatoria de la Confederación”. La Tribuna Popular. 30/09/1917: 2.

[15] “La odisea”. La Tribuna Popular. Montevideo. 15/10/1917:2.

[16] “Mundo Sportivo. Una nueva página de gloria para el football uruguayo / 2ª conquista del Campeonato Sudamericano / 40.000 personas presencian la jornada. La Tribuna Popular. Montevideo. 15/10/1917:1-2.                                                                                                                                                                                                                                                           

[17] Un espectáculo sin precedentes”. La Tribuna Popular. Monteviddeo. 15/10/1917:1-2.