Peñarol derrotó 1-0 a América de Cali, con gol de Diego Aguirre al cierre del tiempo suplementario, el 31 de octubre de 1987 en el estadio Nacional de Santiago de Chile y se consagró campeón de la Copa Libertadores por quinta vez en su historia.
Los aurinegros aprovecharon el único resultado que le servía en el encuentro ya que en el resultado global, que en ese momento no se consideraba como un elemento clave para obtener el título en una primera instancia.
El primer encuentro de la serie se desarrolló en Colombia, 10 días antes, y el triunfó quedó en mano de los locales por 2-0. Los tantos fueron convertidos por Juan Manuel Battaglia y Roberto Cabañas.
El 28 de octubre, en el estadio Centenario y ante más de 50000 personas en las tribunas, el carbonero se tomó revancha y ganó 2-1 gracias a las anotaciones de Diego Aguirre y el juvenil Jorge Villar, de tiro libre; el paraguayo Roberto Cabañas había abierto el marcador para los visitantes.
De esta manera se necesitó de un juego definitorio, en sede neutral, y se desarrolló en Santiago de Chile. La capital trasandina le traía muy buenos recuerdos a los mirasoles ya que allí, en el mismo escenario, ganaron las Libertadores de 1966 (ante River Plate de Argentina) y 1982 (frente a Cobreloa de Chile, otra vez con un gol agónico, marcado por Fernando Morena).
El camino del equipo que dirigió Oscar Tabárez en el certamen de 1987 inició en el grupo 5 ante Progreso y dos equipos de Perú: Alianza Lima y Colegio San Agustín. Clasificó primero, con 10 unidades, y de forma invicta (4 PG y 2 PE).
Las semifinales fueron ante dos grandes de la República Argentina, River Plate e Independiente, y los encuentros marcaron una lógica paridad. Los aurinegros avanzaron con 5 unidades, producto de dos triunfos, una igualdad y solo una derrota, en el último juego de la fase, ya con la clasificación asegurada, frente a los millonarios en Buenos Aires.
El último rival que tuvo que superar Peñarol era un club de mucha relevancia en el continente, al menos en esa época. De hecho venía de dos caídas duras en 1985 y 1986 ya que perdió el trofeo en las finales ante Argentinos Juniors y River, respectivamente.
Sin embargo, las chances que tenían los caleños se esfumaron ante una jugada en el cierre de la llave que culminaron, tras varios despejes fallidos, Jorge Villar y Diego Aguirre, quien apareció entre medio de sus marcadores, remató ante la sorpresa de Julio César Falcioni y se aseguró la conquista para desatar los festejos inmediatos de la delegación uruguaya.
