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GÉNESIS: EL TORNEO MUNDIAL
Después de la celebración de los Juegos Olímpicos de 1912, el neerlandés Carl Hirschsman, Secretario General de la FIFA, en el Congreso que se reuniría en Cristiania (hoy Oslo) propuso la siguiente moción que remitió por carta: “Que los concursos de fútbol de los Juegos Olímpicos tendrán la consideración de Campeonato Internacional en el sentido del artículo 22 y por tanto estarán bajo el control de la Federación Internacional”. Con el transcurso de los años, la propuesta tendría gran trascendencia.
Desde el 13 al 23 de junio de 1914, el Comité Olímpico Internacional se reunió en París. El Presidente barón Pierre de Coubertin concretó la reforma “transfiriendo la totalidad de los poderes deportivos, incluyendo los criterios de admisión de manos de las `asociaciones nacionales autónomas´ a manos de las federaciones internacionales y de sus asociaciones delegadas”. Casi al mismo tiempo, el 27 y 28 de junio de 1914, el Congreso de la FIFA reunido en Cristiania cuenta por primera vez con la presencia de un delegado francés llamado Jules Rimet, quien con el tiempo no sería una presencia más (llegaría a la presidencia de la institución en 1921). En las deliberaciones, Hirchsman defiende su propuesta y declara que “la Federación Internacional deseaba controlar el fútbol internacional y que estos juegos olímpicos eran una parte importante de la misma”. Procuraba la armonía con el Comité Olímpico Internacional.
En el transcurso de las deliberaciones se produce una moción presentada por P. Buser de Suiza, que se aprobaría por unanimidad, incluida Inglaterra, y que significaría un giro muy significativo en la historia de la FIFA años después. “La Federación Internacional reconocerá el Concurso Olímpico de Fútbol como el Campeonato Amateur del Mundo de Football Association si se lleva a cabo con las reglas y deseos de la Federación”. Y se actualizó el artículo 9º. del Estatuto de 1904, ahora convertido en el No. 22, que otorgaba “solo a la FIFA el derecho a organizar el campeonato internacional entre las asociaciones afiliadas”, hecho que se convertiría en pilar para la universalización del orden normativo de la FIFA a través de los años.
El 17 de marzo de 1921, el Presidente del COI, Barón Pierre de Coubertin, solicitó al Congreso que otorgara la 8ª Olimpiada a París y la 9ª a Ámsterdam. La publicación France Football a medida que se aproxima la fecha de los Juegos comienza a editar titulares denominando a los Juegos Olímpicos como “Le Tournoi Mondial de Football” y hablando continuamente de las Olimpiadas Mundiales con la base de anteriores resoluciones, lo que significaría un gran llamado de atención para la participación en la contienda.
PUNTO CLAVE: LA AFILIACIÓN A LA FIFA
Poco antes de la disputa de la Copa América de 1923 en Montevideo, el presidente de la Asociación Uruguaya de Fútbol, Dr. Atilio Narancio, prometió a sus futbolistas que los llevaría a competir al Torneo Mundial de Fútbol de los Juegos Olímpicos de París 1924 si obtenían la mencionada competencia sudamericana.
La promesa, que pudo haber parecido arriesgada en sus inicios, no lo fue tanto ya que la AUF había logrado su afiliación a la FIFA en el mismo año 1923 gracias a las tratativas del ministro Plenipotenciario de Uruguay en Suiza, Dr. Enrique Buero.
Enterados de que el organismo mundial se reunía desde el 21 al 23 de mayo de 1923 en Ginebra, se solicitó al Ministro de Relaciones Exteriores, Dr. Pedro Manini Ríos, que el embajador del país en esa ciudad, Dr. Buero, gestionara la inclusión de la Asociación Uruguaya de Fútbol en carácter de afiliado. Con su presencia, los Congresos de la FIFA habían empezado a contar por primera vez con un ciudadano no europeo.
El éxito de sus gestiones comunicada a través de una extensa carta, agrega el interés de las diversas federaciones del fútbol de España interesadas en la presencia del fútbol uruguayo en ese país. La atracción de los españoles surgió después de la presentación del seleccionado de los vascos –atracción en los Juegos Olímpicos de Amberes-, en 1922 en el Río de la Plata, donde fueron vencidos y goleados por argentinos y uruguayos. En su comunicación, el Dr. Buero señala la importancia que tendría la participación de la selección de la AUF en “las Olimpiadas mundiales”, decisión ya adoptada y motivo por el cuál se solicitaron sus servicios para obtener la afiliación a la FIFA, resolución indispensable para intervenir en la competencia.
LA DIFUSIÓN DE FOOTBALL ASSOCIATION
Las principales noticias de la FIFA se difundían a través de la publicación Football Association. Allí quedaron registradas las informaciones relacionadas con la creación del Comité Consultivo de las leyes de juego (organismo que sustituía a la IFAB británica debido a la desafiliación de la FA de la FIFA) y la organización técnica quedó a cargo de tres comisiones: el Tribunal de Reclamos presidido por Jules Rimet, la Comisión Técnica encargada de la elaboración del reglamento, el calendario y la calificación del torneo, y la Comisión Internacional de Arbitraje.
El primer número de la Football Association se publicó el 23 de agosto de 1923. En su editorial de presentación se lee: “Y ya que hablamos de los Juegos Olímpicos, subrayamos que también éstas son palabras inaugurales. La temporada que va a empezar constituirá para todas las naciones del globo una vasta preparación a ese campeonato del mundo”. Las cabezas de páginas consistían en un título pequeño “Les Jeux Olimpiques” y en lugar destacado “Le Tournoi Mondial de Football”.
En mayo de 1924, en otro periódico deportivo francés, Trés Sports, página 18, Gamblin, que junto con Hanot describieron muy especialmente el fútbol de aquella época, escribió: “Vamos a asistir a un verdadero campeonato del mundo de fútbol”. Es decir que la FIFA, a través de su publicación oficial y basada en la resolución de 1914 tituló a los Juegos Olímpicos de Fútbol, de cuya organización había quedado a cargo, como Campeonato Mundial de Fútbol, siendo uno de los motivos de mayor atracción para la competencia.
La tapa No. 41 del 20 de mayo de 1924 de France Football, anuncia con títulos “El torneo mundial de Fútbol” seguido con letras más pequeñas “El calendario de los cuartos de final”.
El 6 de junio de 1924, con idéntica portada France Football informa de los partidos semifinales y se extiende en la eliminación de Francia a manos de Uruguay por 5 a 1. El 9 de junio, no solo France Football, sino también L´Auto, el diario deportivo más importante de Francia tituló: “Le premier championnat du monde de Football va se terminer aujourd,hui au stade de Colombes”. Y luego, al otro día, el título lo dice todo: “El once de Uruguay es campeón del mundo”.
LA GIRA
La confirmación de la participación del seleccionado de fútbol en Colombes generó, además de alegría en el ambiente deportivo y social, una gran expectativa por ver en acción a los orientales ante los más potentes combinados de otros continentes. Uruguay, que era el mejor de América por mérito propio, ahora quería demostrarlo allende el Atlántico.
Nada se dejó librado al azar: antes de tomar parte del certamen propiamente dicho, se pactó una gira preparatoria por España. Así, el 16 de marzo la delegación compuesta por 20 futbolistas, los delegados Asdrúbal Casas y Enrique Buero (Casto Martínez Laguarda se sumaría en una escala posterior), el masajista Ernesto Fígoli y el árbitro Atilio Minoli, partió del puerto de Montevideo a bordo del vapor Desirade ante una multitud esperanzada.
Las palabras que había pronunciado el capitán José Nasazzi antes de zarpar, albergaban aún más ilusión: “Tengo plena noción de la elevada trascendencia de nuestro cometido. Sé que llevamos la representación del deporte predilecto en el país, representación que si no es la más técnica, por lo menos ha sido la más entusiasta y ostenta el glorioso jalón de haberse clasificado campeones de América en el último certamen disputado en Montevideo” (reproducidas por el diario El Plata).
Uruguay desembarcó en Vigo, España, el 7 de abril de 1924 para iniciar su gira.
La misma fue un éxito rotundo: nueve partidos entre el 10 de abril y el 15 de mayo en Vigo, Bilbao, San Sebastián, La Coruña y Madrid que se saldaron con nueve éxitos, 25 goles a favor y ocho en contra. Cayeron el Celta de Vigo (dos veces), Athletic de Bilbao (otras dos), Real Sociedad, Deportivo La Coruña (dos veces), Atlético de Madrid y Racing Club de Madrid.
El encuentro ante el Celta del 10 de abril en Vigo marcó un mojón en la historia del fútbol mundial: aquel día fue la primera vez que un seleccionado o club sudamericano actuó en Europa.
Unos 12.000 espectadores en el estadio de Coya fueron testigos de aquel triunfo uruguayo 3-0 con goles de Pedro Petrone, Pedro Cea y Santos Urdinarán.
Impresionado por lo que acababa de observar, el periodista gallego Manuel de Castro inmortalizó en el diario El Faro de Vigo la siguiente frase: “Por el campo de Coya pasó ayer una ráfaga olímpica”.
DE LA VILLA OLÍMPICA AL CASTILLO DE ARGENTEUIL
El 17 de mayo, la delegación oriental arribó a París y se instaló en la Villa Olímpica, en aquel entonces denominada “Aldea Olímpica”. Sin embargo, para mayor comodidad lograron posteriormente reacomodarse en el castillo de Argenteuil, propiedad de Madame Pain, “una simpática viejecita, que desde ese día tuvo para la delegación las más gentiles atenciones y surgió como una verdadera hada para brindar a nuestros muchachos aquel calor afectivo que tanto debían añorar al evocar la familia, el hogar, todo lo que se había dejado lejos”, de acuerdo a como lo describió Martínez Laguarda, presidente de la delegación, en el Informe Oficial.
EL DEBUT
El Torneo de Fútbol de los Juegos Olímpicos se disputó entre el 25 de mayo y el 9 de junio de 1924 y tuvo la participación de 22 selecciones, con una fase preliminar y una fase final en formato de enfrentamiento directo a partir de octavos de final.
La Selección Uruguaya comenzó el certamen venciendo 7-0 a Yugoslavia en la fase preliminar el día 26 de mayo. Los goles de aquel partido, disputado en Colombes, los convirtieron José Vidal, Héctor Scarone, Pedro Petrone (2), Pedro Cea (2) y Ángel Romano.
La sorpresa europea al ver el sensacional rendimiento charrúa fue elocuente.
“Apenas treinta minutos estuve en el field de Villa Lumiere y me bastó para traer al Comité el aviso de que los orientales juegan al football de los profesionales. Con esto, queda resumida mi opinión”, declaró un miembro del Comité Olímpico citado por el diario El País.
ESTADOS UNIDOS
El siguiente partido mediría a la Celeste con Estados Unidos. La sensación futbolística uruguaya en París seguía creciendo: de los casi 5.000 espectadores que presenciaron el duelo ante los yugoslavos, se llegaron a casi 20.000 en este juego, todos ansiosos por ver a nuestros futbolistas.
El combinado superó 3-0 a su rival de turno en el estadio Bergeyre con tantos de Petrone (2) y Scarone. El enfrentamiento se redujo a la exquisita técnica oriental contra el accionar físico y aguerrido de los norteamericanos.
En Francia se hablaba de un “juego jamás visto y no superado por nadie”.
FRANCIA
La victoria ante Estados Unidos le posibilitó al combinado clasificar a cuartos de final, donde tuvo que verse las caras con el dueño de casa, Francia, el 1° de junio en el estadio de Colombes.
No hubo un solo asiento vacío: poco más de 30.000 espectadores para presenciar el, hasta ese momento, partido más importante del torneo. Se habló de “record de concurrencia”.
El resultado asomaba incierto porque los galos no solo eran locales, sino que tenían un buen seleccionado, liderado por el arquero Pierre Chayrigues y el delantero Paul Nicolas.
Sin embargo, el impactante 5-1, con anotaciones de Scarone (2), Petrone (2) y Romano, no dejó dudas.
“Experimenté muchas emociones en mi larga vida deportiva, pero aquella, la que siguió inmediatamente al gol que provocaba la desazón a los franceses, que desilusionaba a nuestros anfitriones, que provocaba, aunque fuera un instante de desencanto al propio París que tanto nos quería, se me quedó grabada para siempre”, resumiría muchos años después Héctor Scarone en el diario Acción.
PAÍSES BAJOS
La semifinal fue el partido más difícil del certamen para los orientales a pesar de que a Países Bajos no se le asignaban demasiadas posibilidades al inicio del campeonato.
En Colombes, el día 6 de junio, los neerlandeses se pusieron en ventaja en la primera mitad. El accionar rival sorprendió por completo a los uruguayos ya que, además de físico, era muy disciplinado. Si bien nunca dejó de creer en sus posibilidades, la Celeste no desplegó aquella tarde su mejor juego.
A falta de poco menos de media hora, y cuando el combinado arreciaba en base a coraje y espíritu, Pedro Cea logró empatar.
El viento, entonces, cambió y a falta de 9´, un penal cometido a Petrone, posibilitó que el infalible Scarone, con remate ajustado, decretara la victoria y el pasaje a la final.
El diario El País habló de “lucha bravísima”, pero aclaró: “nuestro team se crece tanto más, cuanto más serio es el oponente”.
URUGUAY CAMPEÓN DEL MUNDO
De forma sorpresiva para la cátedra futbolística, Suiza derrotó 2-1 a Suecia en la otra semifinal y se acomodó en la definición del torneo frente a los uruguayos.
El 9 de junio de 1924, en el estadio Colombes y ante 40.000 aficionados (se volvieron a romper records de espectadores y recaudación), la Celeste se impuso 3-0 y se consagró campeón.
Uruguay: Mazali; Nasazzi y Arispe; Andrade, Vidal y Ghierra; Urdinarán, Scarone, Petrone, Cea y Romano.
Suiza: Hans Pulver; Adolfe Reymond y Rudolf Ramseyer; August Oberhauser, Paul Schmiedlin y Aron Pollitz; Karl Ehrenbolger, Robert Pache, Walter Dietrich, Max Abegglen y Paul Faessler.
Petrone, en la primera mitad y tras milimétrico pase de José Vidal, y Cea-tras capturar un rebote del arquero luego de un disparo de Scarone- y Romano-de cabeza a centro de Santos Urdinarán-, en el complemento, marcaron los goles más importantes-hasta ese momento- de la historia del balompié oriental.
“Hemos triunfado ampliamente, dejando a través de cada lucha, una sensación de superioridad que provocaba el asombro de las multitudes que se reunieron en los estadios de este París, siempre sonriente y siempre amable. Cuando retornemos á nuestro querido Uruguay, llevaremos el alma impregnada de sentimiento; y en cada uno de nosotros —delegados y jugadores— alentará una única satisfacción: la de haber cumplido en forma extraordinaria con el deber que nos impusimos cuando el Desirade puso proa hacia las aguas del océano. Mucho había que decir de la victoria conquistada frente á Suiza. Pero ella debe concretarse a una sola frase: `todos contribuyeron á vencer clara y definitivamente´”, señaló Matínez Laguarda para El Plata.
El Día publicó: “Ayer, los bravos footballers uruguayos se cubrieron de gloria en el Estadio de Colombes, clasificándose campeones mundiales”.
El País remarcó: “Una jornada definitiva y consagratoria”. Y agregó: “Los valores de nuestro team se impusieron netamente sobre Suiza. El Uruguay es campeón mundial de football. Montevideo ha vivido ayer sus más intensas horas de emoción patriótica”.
Los periódicos galos se rindieron ante el éxito uruguayo.
Echo des sports: “Ha triunfado el mejor equipo. Una vez más los uruguayos han seducido por la elegancia, finura, agilidad y belleza de sus jugadas”.
L´Auto: “Felicitemos a los vencedores, soberbios jugadores del Uruguay, que han impuéstose ante los representantes de las más grandes naciones, afirmando que la vitalidad de su raza es debida en gran parte á la fecunda labor deportiva”.
Luego del encuentro, a modo de festejo, los futbolistas dieron una vuelta alrededor de la cancha saludando al público presente, que los vivaba efusivamente. De esa forma, y para siempre, nació la vuelta olímpica.
“Nos abrazamos al final. Más de uno lloraba. Dimos la vuelta olímpica. Pero caminando, no como ahora, corriendo. El público quería vernos de cerca. Nos tiraban flores. Aquello fue inolvidable. Y después nos formamos para que levantaran en el mástil más alto, nuestra bandera. (…) Por fin, allá arriba, besada por el sol de París, flameó nuestro pabellón. Ahí sí nos costó a todos contener las lágrimas”, recordaría muchos años después Scarone en Acción.
Las recaudaciones del torneo mundial de la VIII Olimpíada contribuyeron enormemente a solventar los déficits que generaron los otros deportes. El fútbol de nuestro continente celebró el triunfo de Uruguay y el día 9 de junio fue votado por el Congreso de su Confederación, como el “Día del Fútbol Sudamericano”.
Petrone, con siete goles, se consagró máximo goleador del certamen, a su vez que también fueron elevados a sitiales de brillantez futbolística por parte de prensa, aficionados y expertos Mazali, Nasazzi, Andrade, Scarone, Cea y Romano.
Material preparado por la Asociación de Historiadores e Investigadores del Fútbol Uruguay (AHIFU) - www.ahifu.uy
La FIFA y La Federación Francesa de Futbol organizaron el Torneo Mundial de Football en el marco de los Juegos Olímpicos de París en 1924. France Football publicación oficial de la FFF, el 30 de mayo anunció los partidos de cuartos de final del Torneo Mundial de Fútbol.
El lunes 9 de junio de 1924 Uruguay venció 3:0 a Suiza en la final consagrándose campeón del mundo en el estadio de Colombes, París. El vespertino El Plata así informó a sus lectores aquella tarde.
El martes 10 de junio el principal diario deportivo de Francia, L’Auto, en la portada informó a sus lectores que “El once de Uruguay es campeón del mundo”. La extensa crónica se ilustró en la cabeza de la portada con una incidencia del partido, y debajo se incluyeron los rostros de José Nasazzi y José Leandro Andrade.
Era tradicional en aquel tiempo que las familias aristocráticas y de la alta sociedad rioplatense, viajaran cada verano a París transcurriendo allí la temporada estival. Los compatriotas pertenecientes a la misma prodigaron todo tipo de atenciones a los dirigentes y jugadores desde que llegaron a París. Al consagrarse campeones el 9 de junio y debiendo aguardar hasta el 5 de julio para intervenir en el desfile inaugural de los Juegos Olímpicos, “el señor Arturo Heber Jackson regaló a los jugadores unas bonitas medallas”, se escribió en la pág. 50 del informe oficial de la AUF. En el anverso se observan los cinco aros olímpicos y en el reverso el nombre de cada jugador, el país y la inscripción “VIII OLYMPIADE CHAMPION DU MONDE PARIS 1924”
Portada del libro oficial de 74 páginas editado por la Asociación Uruguaya de Football en 1926. Contiene el extenso informe de la Delegación de la Asociación Uruguaya de Football redactado y firmado por Casto Martínez Laguarda y Asdrúbal Casas, dirigentes que viajaron con la delegación de jugadores a París. Al final se incluye la Memoria del organismo correspondiente a 1924, firmada por el presidente Atilio Narancio y el secretario General Martín Martínez Vázquez.
En la página 69 y 70 dentro de la Memoria de la Asociación Uruguaya de Football con la firma del presidente y secretario general, se incluyó el texto que recoge las dos imágenes, conteniendo un breve análisis oficial del significado de la gloriosa conquista por parte de Uruguay del título de campeón del mundo.