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20 DIC 2018

Sudáfrica en la #U17WWC

La segunda aventura de la selección sudafricana femenina sub-17 se dio en Uruguay 2018

Pasaron 88 años para que nuestro país viviera una fiesta del fútbol a escala mundial, organizada con excelencia y con lo que caracteriza a los eventos realizados por FIFA. Lejos quedó aquel mundial de 1930 ganado por nuestra selección.
 
En esta oportunidad Uruguay presenció la celebración de la 6ª edición de la Copa Mundial Femenina Sub-17 de la FIFA, donde se jugaron 32 partidos, se convirtieron 86 goles y la gran ganadora, con justicia, fue la selección de España, llevándose el trofeo en la final ante México.
Como sociedad, el torneo plantea otra forma de ver el fútbol. En primer lugar, si quedaba alguna duda sobre cómo juegan las mujeres, fue laudada (el torneo fue digno de un campeonato mundial de gran nivel). En segundo lugar se pudo vivir una fiesta sin violencia, coviviendo y disfrutando el fútbol como debe ser, respetando al rival.
 
Los uruguayos y las uruguayas pudimos ver el desarrollo, y se nos vienen recuerdos de los mundiales que nos emocionamos y en especial Sudáfrica 2010. De alguna forma es revivir una instancia que disfrutamos y por esa razón reviviremos el desarrollo de la selección femenina sudafricana en el torneo, a modo de revisión, porque nosotros lo vivimos al revés en aquella ocasión.
 
En primer lugar no fue de los mejores resultados que pudo tener, sin embargo ha sido su mejor participación en esta competición. Adentrémonos en la misma. 
 
Uruguay 2018 ha sido su segunda participación tras haber logrado llegar a Trinidad y Tobago en 2010. En aquella ocasión quedaron en fase de grupos, tras haber perdido los tres partidos (3-1 vs. Corea del Sur, 10-1 vs. Alemania, 4-0 vs. México) finalizando en último lugar.
 
Para llegar al certamen mundial de este año, Sudáfrica tuvo que vencer en una llave de dos partidos a la selección de Botsuana triunfando 5-2 en la ida, y 6-2 en el partido de vuelta. En la segunda instancia enfrentó a Marruecos imponiéndose 5-1 y 1-0 en los partidos de ida y de vuelta respectivamente.
 
En 2018, el mundial para Sudáfrica arrancó con un empate ante una de las finalistas, México. El 0-0 en el Domingo Burgueño Miguel (Maldonado) les daba un punto importante de cara a los otros dos encuentros de fase de grupos, en los que, desafortunadamente cayó ante Japón (6-0) y Brasil (4-1). Se marchó sin conseguir una victoria pero, como mencionábamos anteriormente, significó su mejor versión dentro de una copa mundial sub-17.
 
Para las sudafricanas el balance del mundial pasa por valorar la oportunidad, el camino recorrido para llegar al torneo, y la experiencia que eso implica. Su entrenadora Simphiwe Dludlu, después de obtener la clasificación para Uruguay 2018, declaró: “Como equipo, lo que hemos conseguido no es solo un hito. Estamos entusiasmadas con el crecimiento del fútbol femenino en el país y con el interés que va a generar nuestra clasificación: para esa niña que quiere jugar al fútbol, y que, por serlo, no creía que pudiese llegar a ser profesional o poder practicar este deporte” (FIFA.com).
 
Por eso el mérito de haber llegado al privilegio de competir en este nivel combina el hecho de ser una experiencia imborrable, y la esperanza de llegar  algún día a ser profesional. En este sentido, un caso particular es el de las gemelas Shamase. Thubelihle y Sphumelele son gemelas y formaron parte del plantel sudafricano, quienes reconocían que el mundial era una gran oportunidad que podía cambiar sus vidas. A su vez, humildemente, las hermanas dijeron que estaban en el torneo para aprender, aunque sueñan en grande, ya que esperan alguna vez jugar en el Barcelona de España.

Pero el futuro también se asegura estudiando y tanto las chicas de la selección como la Asociación Sudafricana saben que es importante cumplir con esa obligación, apostando a una formación integral de las adolescentes. Por tanto, y al igual que varias selecciones, cuentan con una tutora titulada para que las chicas no pierdan de realizar las tareas pertinentes que les envían sus escuelas desde Sudáfrica. Por lo tanto, no es del fútbol de lo que se vive, y ese esfuerzo por parte de las chicas se vio reflejado en un equilibrio entre las dos cosas. 

La experiencia del mundial las llevó a confiar que este deporte también es de ellas, han sido referentes de una generación de chiquilinas, que en Sudáfrica poco a poco se viene abriendo camino.
Los resultados cuando son duros suelen decepcionar y generar desconcierto, pero el fútbol siempre da revancha, y lo más importante es vivirlo con respeto y alegría, teniendo presente que es un juego y sobre todo diversión. Ese aprendizaje es el que nos deja Uruguay 2018.
 
Por Juan Manuel Olivera
Voluntario del mundial femenino – Estudiante de comunicación de la FIC - UDELAR
 
 
Foto: FIFA / Getty Images
 

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